Nadie lo resume mejor que el presidente de los estudios Paramount, Brad Grey. "En ocasiones, uno se tropieza con un milagro". El milagro se llama Paranormal activity, la película más taquillera del pasado fin de semana en Estados Unidos con una recaudación de unos 22 millones de dólares (15 millones de euros) en ese plazo y unos 42 millones de euros hasta la fecha gracias a una cinta ultra independiente rodada con un presupuesto imposible. Las cifras van de los 7.000 euros, de los que tiran por lo bajo, a los 10.000 euros, de los que inflan el presupuesto. Un exitazo rodado hace tres años por un programador de videojuegos sin experiencia en cine, el israelí Oren Peli; con dos actores desconocidos y sin carrera, Katie Featherston y Micah Sloat, y con una cámara digital, utilizada en mano por uno de los actores durante gran parte de una filmación que tuvo lugar en la casa del director en San Diego
Apenas tiene argumento: Katie y Micah sospechan que en su casa habita el mal. Una historia sencilla donde tampoco se ve mucho, más bien se adivina entre planos en negro o cámaras que filman por la noche. Un suspense psicológico que se ha convertido en el fenómeno del año y que recuerda a ese otro fenómeno de hace una década llamado El proyecto de la bruja de Blair. Ambas cintas están unidas por haber encontrado a su público fuera de los canales habituales, por ser historias de terror que se alimentan de los miedos más básicos, rodadas sin medios y cuyo éxito se extiende cual pandemia gracias a los nuevos medios, en El proyecto de la bruja de Blair gracias a Internet y en Paranormal activity alimentándose de redes sociales como Facebook, Twitter o You Tube.
Porque el milagro es cierto. Tras un rodaje de una semana de 14 a 18 horas diarias donde los actores durmieron en la casa del filme y cobraron 350 euros comenzó su periplo festivalero. En 2007, Featherston recibió el galardón al mejor actor en el Screamfest, el mismo foro donde el realizador logró algo más valioso en Hollywood: un agente de la poderosa compañía CAA. En Slamdance, el hermano menor de Sundance, los estudios DreamWorks (en ese entonces asociados con Paramount) adquirieron Paranormal Activity por 250.000 euros para hacer un remake con estrellas y destinar el original a DVD. Ahí fue cuando comenzó a rodar la pelota. Jugando a lo seguro y para promocionar la salida en DVD el filme comenzó a contar con una mínima distribución en pases de medianoche en colegios universitarios, un éxito que se extendió a unas 30 salas más durante un mes. Como recuerda el vicepresidente de Paramount, Rob Moore, tan autor de este éxito como los creadores de la cinta, "en un momento en el que se estrenan las películas con 10.000 copias la idea de que exista un filme para el que no puedas conseguir entradas creó todavía más interés". Paranormal Activity invirtió en copias y publicidad seis millones de euros, una cantidad muy baja para esta industria y la proyectó en unas 760 pantallas la semana pasada y a las cerca de 2.000 con las que se apuntó el taquillazo.
El boca a boca corrió como la espuma y el mejor eslogan publicitario fue "pide a tu cine local que ponga la cinta". El público respondió. La campaña también ha sabido explotar en todo momento el misterio de la cinta, jugar con el esquema de falso documental y mantener en la oscuridad a sus protagonistas para fomentar así el sentimiento de realidad.
FUENTE: EL PAÍS.COM