Una reciente ley impone un alto tributo por tener perros de mezcla en casa. Lili, que se muda temporalmente con su padre (Zsándor Zsótér,Daniel takes a train, 1985), el cual no quiere pagar por cuidar al perro de su ex-mujer, por lo que acaba por abandonar a Hagen.
Situación que trastoca a Lili, que buscará a Hagen desesperadamente por toda la ciudad; pues conoce del odio de la mayoría hacia los perros de mezcla, a los cuales consideran salvajes y cuyo destino debe de ser la perrera, o incluso la muerte.
A partir de la creación de una realidad relativamente surrealista o inverosímil, Kornél consigue en White god crear una atmósfera muy particular, que procura sacar al espectador de su zona de confort. Consigue que éste se llegue a sentir incómodo, con la clara intención de que reflexione sobre el tema expuesto. Un tema sobre el que quizás antes no sabía puesto a pensar con el suficiente detenimiento, o con el enfoque adecuado. En esta ocasión el punto de vista es el de Hagen, el de todos los perros de mezcla en realidad...
Puedes seguir leyendo la crítica en este enlace de LGECINE.org, una página de cine recomendada por Culturaencadena.com