La historia del día a día que no vemos en muchos puntos del mundo, en concreto en las ciudades, es la de el trabajo de muchas asistentas del hogar, las cuales trabajan (en su gran mayoría), para familias adineradas o con un poder adquisitivo alto.
Una de esos relatos es el que se nos ofrece en dicho film, concretamente en Sao Paulo, en la que Val, sirve a un adinerado matrimonio de clase alta. Todo funciona correctamente en ese ambiente de “servidumbre” protocolaria hasta que aparece su hija en escena, Jessica, a la que hacía 13 años que no veía y que viene con el propósito de sacarse la selectividad. Será entonces, cuando dicha intromisión, romperá el equilibrio familiar que reinaba.
La primera parte del film se centra en presentarnos a Val y hacer todo un recorrido minucioso a sus labores diarias que van desde viajar a por recados hasta servir, limpiar, cuidar del hijo que tienen o cocinar. Además, de ello, también lo que hace fuera de la rutina, en donde se reúne con otras compañeras que trabajan en lo mismo que ella, para ir de fiesta o charlar sobre aspectos cotidianos. Se perpetua además el contraste de mundos que existen, en el que Val, parece condenada a no progresar más allá de lo que hace, siendo la fiel sirviente del matrimonio al que cuida, no obstante, dentro del propio “gremio” de asistentas del hogar, la propia protagonista está entre las mejores y muy tomada en consideración.
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