Me encantan las series, soy adicto a ellas, pero voy a girar el rumbo de la cadena, con el que ya será el tercer artículo sobre esta brillante película: "Lugares Comunes", de Adolfo Aristarain.
Película increiblemente cercana. Comparto enormemente tu análisis Lara, en este comentario me gustaría añadir tres speechs de Luppi en la película que me hicieron parar, repetir y finalmente apuntar:
a) Al volver de un viaje, uno tiene la secreta esperanza de que algún milagro pueda haber hecho que todo sea distinto, pero basta con salir a la calle un rato para que la esperanza se rompa, sin anestesia.
b) Uno sabe, pero se olvida de que sabe, esa es la manera de convivir con la lucidez, pero la cosa se complica cuando uno no se puede olvidar. El despertar de la lucidez puede no suceder nunca, pero cuando llega, si llega, no hay manera de evitarlo, y cuando llega se queda para siempre. Cuando se percibe el absurdo, el sinsentido de la vida, se percibe también que no hay metas y que no hay progreso. Se entiende aunque no se lo quiera aceptar que la vida nace con la muerte adosada, que la vida y la muerte no son consecutivas sino simultáneas e inseparables. Si uno puede conservar la cordura y cumplir con normas y rutinas en las que no cree es porque la lucidez nos hace ver que la vida es tan banal que no se puede vivir como una tragedia.
c) La lucidez es un don y es un castigo. Esta todo en la palabra, lúcido viene de Lucifer, el arcángel rebelde, el demonio. Pero también se llama lucifer al lucero del alba, la primera estrella, la más brillante, la última en apagarse. Lúcido viene de lucifer, y lucifer viene de LUX y de FERGUS, que quiere decir el que tiene luz, el que genera luz, el que trae la luz que permite la visión interior, el bien y el mal, todo junto, el placer y el dolor. La lucidez es dolor y el único placer que uno puede conocer, lo único que se parecerá remotamente a la alegría será el placer de ser consciente de la propia lucidez. El silencio de la comprensión, el silencio del mero estar. En esto se van los años, en esto se fue la bella alegría animal.
Este último speech, el propio Luppi en la película lo atribuye a Alejandra Pizarnik, la genial poeta argentina cuyos poemas, por su belleza, aprovecho para recomendaros a todos encarecidamente.