BLANCO: De la CRÍTICA BRILLANTE de su AMERICAN PSYCHO a la CRÍTICA ARTIFICIAL de los tiempos de Twitter
Hablar de Bret Easton Ellis, es hablar de un escritor que conseguía en sus novelas una mezcla casi perfecta de brillantez, crítica y polémica.
A sus 50 y pico años, el escritor de clásicos como “Menos que cero”, “Glamourama” o “American Psycho” nos ofrece en “Blanco” unas memorias atípicas. Porque aquí no se trata de ofrecer al lector un resumen de la vida del protagonista, siguiendo un orden cronológico o incluso saltando de épocas.
Bret Easton Ellis, en 8 capítulos, dedicará sus líneas a temas de diversa índole. Escribe -por ejemplo- sobre su infancia/adolescencia, pero haciendo más hincapié en cómo era ser un niño/adolescente en esa época. Y la sensación para todos los que tenemos más de 40 años, es que hemos disfrutado de una dificultad en acceder a contenidos, que ha hecho que lo disfrutáramos todo mucho más. De eso habla sin tapujos, asociándolo por ejemplo al consumo del porno o la música.
Sin ningún tipo de problema, habla de la paranoia/división que se vive en Estados Unidos en relación a ser "pro" o "anti" Trump. Deja bien claro que, a diferencia de la mayoría de países, Estados Unidos tiene un radicalismo digno de análisis a la hora de tomar partido por un lado u otro. Análisis al que también se somete Hollywood y sus reglas. Brillante el capítulo en el que se nos habla sobre la película “Moonlight”.
Bret Easton Ellis también hace un análisis brillante de Twitter y lo que significa/implica ser usuario de esta red social. Su idea errónea sobre dicha plataforma. Y no errónea al expresar sus ideas, sino en pensar que su manera de usarla es la lógica. Hay mucha crítica a la necesidad de criticar, crear polémica y a todo lo artificial que hay en muchas de esas críticas/polémicas tuiteras.
También, quizás porque era algo que Bret Easton Ellis sabía que el lector iba a esperar, se dedica su tiempo a su creación más icónica. A ese Patrick Bateman de “American Psycho”, imaginando cómo se movería en los tiempos actuales y no en esos años 80 donde estábamos ante una versión light de las ganas de destacar, ganar dinero y competir. Competir por todo. Me quedo con una frase “Nueva York, a partir de 2016, es American Psycho con esteroides”.
Esa frase refleja de manera perfecta, la brillantez crítica donde siempre se ha sabido mover, de manera tan efectiva, un escritor que podría sentarse tranquilamente a hablar de cine y vivir de los beneficios de sus novelas clásicas. Esperemos que no lo haga: será interesante ver qué tiene que opinar de cómo ha evolucionado el mundo dentro de 20 años