José Antonio Marina es, sin duda, uno de los pensadores absolutamente imprescindibles de nuestro país. Destaca siempre como persona de referencia en el mundo del pensamiento. Igual de imprescindible es la lectura de su obra El laberinto sentimental (Compactos Anagrama)
Con este libro, Marina nos acerca al mundo de las emociones y nos hace reflexionar con cada una de sus afirmaciones sobre lo que percibimos y sentimos en cada momento de nuestras vidas.
El filósofo destaca que todos tenemos una gran inteligencia y afirma que lo que nos falta es el ánimo.
Con El laberinto sentimental intenta levantar el ánimo a todo aquel que lo lea ya que considera que cuando una persona tiene un problema, no necesita que le den consejos sino más bien lo que realmente necesita es que le den ánimo.
Nos enseña a reconstruir desde nuestro interior todo lo que nos viene de fuera para que, de un modo u otro, nos sirva para crecer sentimental y emocionalmente.
Marina apuesta por una educación emocional y la plasma a la perfección en este maravilloso libro.
Nadie elige su amor, su odio, sus miedos ni su envidia y sin embargo salen de nuestro Yo más íntimo. ¿Por qué nos solemos identificar con ellos?.
Las emociones nos zarandean, ahogan,hunden,inflaman e incluso las que pueden producir más calma nos invaden. ¿Cómo podemos educar estas emociones?
De todo ello nos habla José Antonio Marina en este laberinto sentimental.
El libro se compone de tres capítulos y siete jornadas, y en cada una de ellas nos enseña con paciencia a gestionar bien nuestras emociones.
Lo que debería aprender todo ser humano es a desaprender nuestros miedos inculcados en nuestra infancia y aprender verdaderamente a sentir y amar.
El hombre por naturaleza es un ser racional y emocional y lo que todo humano debería conseguir es a saber complementar perfectamente estas dos contradicciones.
La razón, es la capacidad que tenemos de dirigir las emociones y el comportamiento. Este mecanismo de control de las emociones, es lo que nos hace poder tener un comportamiento medianamente libre.
Lo importante no es que nos dejamos llevar únicamente por las emociones sino que subrayemos la buena gestión de estas para poder llegar a alcanzar una felicidad plena.
No deberíamos darle tanta importancia a la tan valorada apariencia física y deberíamos preocuparnos un poco más para que nuestro interior este lo más sano posible gracias a una bien aprendida educación emocional porque al final son los sentimientos lo que nos mueve y son los verdaderos órganos con que percibimos lo interesante de la vida.
Actualmente vivimos en un mundo técnicamente perfecto caracterizado por su frialdad y por la importancia que le damos a todo lo que conocemos y sabemos gracias a las nuevas tecnologías pero, ¿que sucede con lo que sentimos y anhelamos frente a lo que pensamos?
Los tiempos de positivismo ya han pasado a la historia. Actualmente estamos sumergidos en una época negra y pesimista en la cual el racionalismo no tiene nada que hacer frente a los impulsos y sentimientos de la gente. No necesitamos ser dominados sino comprendidos.
La verdadera realidad la plasman las emociones y los afectos y precisamente es esta realidad la que debemos aprender a ejecutar.
Los sentimientos son una puerta de acceso a nuestra intimidad no consciente. Estos no forman parte de nuestro Yo sino que tienen energía y vida propia. De ahí que pueden forzar al humano a un comportamiento que le es completamente ajeno.
Si solo nos dejamos llevar por las emociones muchas veces es cuando aparecen las mayores desgracias. Un ejemplo muy claro se ve en la violencia de género. Hombres o mujeres que actúan dejándose llevar por las emociones demostrando una clara falta de gestión emocional.
Es por eso que debemos aprender a complementar la razón con la emoción.
Estamos educados en una cultura que presiona para favorecer la insatisfacción y la agresividad. Desde niños hemos crecido rodeados de una necesidad de incentivar el consumo,la velocidad de las innovaciones tecnológicas,el ansiado progreso económico y una constante incitación al deseo. Pero, ¿Qué sucede con nuestro mundo interior? Lo más íntimo que hay en nosotros, es lo que nos resulta más lejano.
Todos los seres humanos forzosamente estamos destinados a experimentar situaciones provocadoras de sentimientos. Tenemos la patética necesidad de socializarnos. Esta necesidad es la que nos crea la inestabilidad y los miedos emocionales. El entorno social de nuestra infancia es el responsable de nuestro futuro emocional y es el que nos marca para siempre. Nos enseñan lo que es políticamente correcto para agradar a una sociedad absurda, vacía y frívola. Nos enseñan como sentir, cuando sentir y si hay que sentir algo. Nos influyen decisivamente en el modo de ser y de nuestra personalidad.
Este libro debería pertenecer a una asignatura obligada en nuestra educación escolar ya que son muy pocos los que consiguen desaprender lo aprendido y labrarse su propia personalidad independiente y alejada de los prejuicios que nos impone la sociedad.
Lo único que nos aporta la dependencia social es a nunca estar a salvo de las miradas ajenas, a que nuestra vida e incluso nuestro carácter este siempre a la merced de los demás, a estar obligados a componer siempre un gesto adecuado a sus deseos convirtiéndonos al final en pequeños monstruitos que ellos fabrican con sus pesares.
Y ¿qué sucede cuando te desvías del camino establecido y empiezas a saltarte las normas, a desaprender todo lo que sabes hasta ahora y a sumergirte en el laberinto sentimental estableciendo tus propios valores y creando tu propia personalidad?
Pues que te juzgan, te condenan y te tachan de bicho raro por no esconderte bajo una capa gruesa de maquillaje y por no jugar al juego obligatorio de las mentiras y la hipocresía social.
En definitiva, El laberinto sentimental esta lleno de daños, aflicción, tristeza, aprensión, miedo, angustia, alegría, deseo, remordimiento, melancolía, envidia, celos, pasión, amor, odio, vergüenza, consuelo, sorpresa, cólera, ilusión, pena, ganas. Todo este bullicio emocional es el que nos enseña Marina a entender y ejecutar correctamente para tener una buena y sólida educación emocional.
Sin lugar a dudas, este libro no puede faltar en tu biblioteca.
