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Dunja escribe a el Javier "real" que la ha inspirado a crear el personaje de su libro, que siempre es Javier, y tiene curiosidad por saber cómo es ahora después de tantos años
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Para contactar a través de Facebook, dejamos la página del libro que ha escrito la autora:
Veleno Antídoto de Dunja Susovik
"BUSCANDO A JAVIER" (Alla ricerca di Javier), por Dunja Susovic. Traducción de Diana Jiménez Vallejo
Un buen astrólogo afirmaría que lo que me pasó aquella noche de verano era previsible, que estaba escrito por la posición de los planetas. Pero me parece que ese día las estrellas se olvidaron de mí. Y así fue. Ni siquiera los expertos en mapas celestes encuentran respuestas a mi futuro. Todos adivinan perfectamente que en el pasado, entre los dos caminos que podía elegir, elegí el camino equivocado (¿de verdad? ¡Diría que lo sé perfectamente dado que me arrepiento!). Pero nadie me da ninguna pista sobre mi única pregunta: ¿volveré a ver a Javier? Estos son los datos en cuestión: Javier, Valencia, agosto de 2003. Él tenía 24 años, 2 piercings, uno en la barbilla y otro en la lengua, típico morenazo y estoy casi segura de que su cumpleaños es el 8 de mayo.
Me encontraba tomando algo en la cervecería “Vivir sin dormir”, después de cenar, con la tripa llena como el mismo día de Navidad. Mientras tomaba una bebida con gas para desintegrar la comida que revoloteaba en mi estómago, mi amiga me susurró al oído: “Ey, Dù, ese chico de ahí con la gorra te está mirando”. Pensé que si no me gustaba, lo habría humillado con la mirada pero, en cambio, no estaba mal, y cuanto más lo observaba, más me gustaba. Entonces empezamos ese juego de "yo te miro, tú me miras" aunque sentía que me encontraba en una posición de clara desventaja: cuando le miraba, todas las personas que estaban sentadas con él en la mesa, unos 5-7 chicos, me lanzaban una furtiva mirada.
Ni siquiera a día de hoy entiendo si es una costumbre española o simplemente era una extraña coincidencia. De todas formas, para cortar por lo sano, le saqué la lengua de improviso y él hizo lo mismo. Después nos presentamos: “Hola, soy Javier”, “Ciao, sono Dunja”. Me pidió el número para llamarme aquella misma noche… una hora más tarde.
Cuando salí del hotel, más ancha que larga, vi que me esperaba bajo una farola (qué romántico…) y empezamos a hablar cada uno en su propio idioma. Parecía increíble que la conversación estuviera teniendo lugar entre dos personas extranjeras, el feeling que había entre nosotros dos era perfecto. Javier se reía, no porque estuviera feliz, sino porque a menudo tengo percances estúpidos que estropean los momentos mágicos. Entre un beso y otro yo masticaba chicles llenos de arena que producían un ruido irritante, se puede decir que masticaba chicles “crujientes”. Sí, había acudido a mi cita con la bolsa de la playa que contenía gran parte de la arena de la playa de la Malvarrosa.
Javier se divertía conmigo y a mí me encantaba… Extrañamente en la cervecería no me había dado cuenta de lo atractivo que era. Todo transcurría de forma espléndida, e incluso podía oír el “Bésame mucho” de Cesária Évora como trasfondo. Mi vestido rojo le rozaba las rodillas, nuestros suspiros iban al mismo ritmo, nuestros cuerpos se tocaban tímidamente para después juntarse con vehemencia el uno con el otro. Los labios vibraban justo antes de un movimiento, permanecían en suspensión pocos segundos que ampliaban aún más si cabe la intensidad del deseo que nutría por Javier. Esos segundos se transformaron en minutos indefensos… sublimes… esos que quizás unen a las personas para toda la vida. ¿Y después? Nada. Él me propuso pasar la noche juntos y yo no quise. ¿Por qué? La verdad es que sigue siendo un misterio… Pensé que habría sido preferible esperar al día siguiente. Ese "mañana” que nunca llegó.
Javier me mandó un sms: “si no nos volvemos a ver, que te vaya todo bien”. Eso… Digamos que la ruleta de la fortuna no ha girado cómo debía, querido Javier… (¡“gafe” para los amigos!). Por lo tanto, la pregunta que me hago es: ¿qué habría sido de nosotros “si”…? Quién sabe… quizás gracias a la complicidad de los astros, él venga a buscarme. Sería como entrar en una máquina del tiempo y volver a empezar desde eso que podría haber sido, la noche en la que la posición de los planetas fue extraordinaria...
Autora: Dunja Susovic
Título original: Alla ricerca di Javier
Traducción: Diana Jiménez Vallejo