Image by Baptiste Pons via Flickr
Hace ya un tiempo un amigo me dio a leer este mini-relato que había ganado el Premio Faroni de Relato Hiperbreve 2002 y que he reencontrado navegando por la red. Su lectura no deja indiferente, aunque probablemente la primera vez uno no sepa identificar bien el porqué. Quizás la contundencia en esa última frase (que os aconsejo no leer primero), o esa capacidad de decir tanto en tan pocas palabras, de transmitir de una forma tan sencilla los sentimientos del niño. Simplemente genial.
Artículo editado abril 2011: el autor del relato, Rafael Novoa, ha creado su propio blog en internet. Si os gusta este relato tanto como a mi, os recomiendo que visitéis su blog en este enlace y disfrutéis con la lectura de otros de sus escritos.
“Nunca le perdoné a mi hermano gemelo que me abandonara durante siete minutos en la barriga de mamá, y me dejara allí, solo, aterrorizado en la oscuridad, flotando como un astronauta en aquel líquido viscoso, y oyendo al otro lado cómo a él se lo comían a besos. Fueron los siete minutos más largos de mi vida, y los que a la postre, determinarían que mi hermano fuera el primogénito y el favorito de mamá. Desde entonces salía antes que Pablo de todos los sitios: de la habitación, de casa, del colegio, de misa, del cine -aunque ello me costara el final de la película. Un día me distraje y mi hermano salió antes que yo a la calle, y mientras me miraba con aquella sonrisa adorable, un coche se lo llevó por delante. Recuerdo que mi madre, al oír el golpe, salió de la casa y pasó ante mí corriendo y gritando mi nombre, con los brazos extendidos hacia el cadáver de mi hermano.
Yo nunca la saqué del error.”
Espero a que haya una sorpresa, pero no pasa nada si la inspiración no llega, solo es una idea, un experimento posible, no una obligación. Ahí queda.