Festival Mil•leni 21
Una crónica de Marta Llatjós para Culturaencadena.com
Foto: Andrea Membrado
El pasado miércoles y dentro del Festival Mil•leni 21, Quique González presentaba su nuevo trabajo en un lugar tan mágico como es el Palau de la Música. El ambiente de por sí ya ayuda a crear un ambiente que te sumerge en la música, y Quique lo decora con su melancolía sonora y su voz aterciopelada.
Para empezar, un juego de luces, creando mandalas, en el suelo del escenario para acompañar las primeras canciones, fruto de la unión del músico con el poeta Luís García Montero, y crear un ambiente tan íntimo como zen en el que cuando llegaban los violines envolvía a cada uno de los asistentes atrapados con cada nota entre las líneas de los pentagramas.
A medida que transcurrían las canciones, sus mejores hits animaban el ambiente ofreciendo esa comunión a la que Quique nos tiene acostumbrados y provocando que el Palau se iluminara vibrando con la voz única de González. Emociones, sonrisas y palmas que siguiendo las melodías que hacían únicas las canciones del madrileño.
Los mandalas volvieron en los momentos más melancólicos mientras que unos pequeños faros marcaban el espacio de cada instrumento, como si se tratara de una pequeña isla y no hubiera nadie mas alrededor.
Un concierto íntimo, cercano, la música perfecta para un lugar como el Palau de la Música y Quique conquistando un invierno más la ciudad Condal.