¡Un DIRECTO en Mayúsculas!
Volvía “Delafé” a la Sala Zero de Tarragona para presentar su nuevo trabajo “Hay un lugar”. Y lo hacía tras el experimento que supuso su anterior visita a la ciudad. Experimento en forma de sesión, que si bien hizo las delicias del público presente, no era lo esperado y dejaba un pelín descolocado a los asistentes. ¿Qué ese día se disfrutó? Desde luego. ¿Qué había ganas de un concierto al uso? También.
Y con esa premisa, el pasado 8 de noviembre Oscar, Dani y Marina Prades se subieron al escenario para ofrecer un CONCIERTO en mayúsculas. Déjenme hablarles de Marina Prades, del acierto que ha supuesto su incorporación en los conciertos. De cómo se le notan las tablas en el escenario, porque no es precisamente una novata. De su dominio musical y de una voz que enamora con facilidad. Lo hace tanto por su dulzura, como por su potencia: ese final de “La gran Ola” es la mejor prueba que encontrarán de ello...
CRÓNICA CEC MÚSICA
Una vez destacado/subrayado/remarcado/bendecido el papel en esta gira de Marina Prades, vamos a la crónica del concierto. Una sala Zero llena, que minutos antes de abrir puertas ya tenía una cola bastante interesante, empieza a escuchar “Patria mía” y es como un pistoletazo de salida. El tema más suave/lento de “Hay un lugar” no es el típico tema que pone a la gente a cien desde el segundo uno. Pero sí es un buen aviso, un “aquí estamos, id preparando vuestros bailes y ganas de disfrutar”. Y así sucede cuando después de una segunda dosis de “paz” en forma de “La luz de la mañana”, empezamos a movernos disimuladamente con “Hay un lugar” y empezar a darlo todo con “El indio”.
Las cartas ya están sobre la mesa y la primera ráfaga de bailes, risas, Oscar dándolo todo en el escenario y Dani disfrutándolo detrás de sus ordenadores ya está en pleno funcionamiento. “La primavera” y “Rio por no llorar” tienen gran parte de la culpa. Nos dejarán descansar con “La gran Ola” y el poderío brutal antes comentado de Marina Prades. Y nosotros, el público lo daremos todo coreando el final de “Mar el poder del mar”.
Oscar nos lo agradece, se le ve feliz en el escenario. Ya no es la bestia parda que hace unos años en el escenario, ahora se dosifica, pero es gato viejo y sabe en todo momento darnos lo que hemos venido a buscar. Hacernos retroceder unos años con sus bailes y buen rollo en “Espíritu Santo”, volver a ser “cantantes” en No más lágrimas”. Dani se suma a la fiesta, haciendo que pasemos del “Ice Ice Baby” de Vanilla Ice a “Lo más bonito del mundo” de manera brillante. Y nos regala también una base distinta para “Enero en la playa”, sorprendente pero que no resta una décima de magia a ese clásico de “Delafé”. Pocos temas más nos acompañarán hasta el final del concierto.
Y como en todo concierto de “Delafé” hay momentos para interaccionar con el público más allá de hacerlo cantar y bailar. Y aquí tenemos piedras para que eso sea más íntimo. ¿Piedras? Si, piedras, las que Oscar regala a todos los asistentes al concierto. Para que cuando tengamos un día de bajón podamos observarla en el sitio que le hayamos dado en casa. Y recordar, recordar la alegría que sentimos ese 8 de noviembre. En el que tuvimos la sensación de que los de arriba y los de abajo del escenario habían disfrutado por igual. “Delafé” ha vuelto, me atrevo a decir que con las pilas recargadas y en mi opinión, tenemos Oscar y Dani para tiempo, mucho tiempo. Y eso lo celebro, mientras observo una piedra…