Una crónica de Enrique Menéndez para Culturaencadena.com
Hace unos años, el grupo barcelonés Astrud sacó al mercado “Lo nuevo” una revisión de sus temas más conocidos en colaboración con el Col.lectiu Brossa. Con el recuerdo de lo diferente que era a lo que nos tenían acostumbrado, uno se presentaba en el Festival de Pedralbes, para enfrentarse con la nueva apuesta de Sigmund Wilder.
El proyecto de David Martínez, que se presentó en el 2017 con el sorprendente “The Art of self boycott”, que posteriormente “dio un aperitivo” con el EP “The day David Bowie Died”, anunciaba algo diferente esa tarde/noche de 14 de junio. Y los asistentes al escenario Village Banco Sabadell y el que esta crónica firma pueden afirmar que así fue.
Antes les hablaba del recuerdo de Astrud, recuerdo que venía porque David Martínez ya había avisado que lo diferente iba a ser el formato de sus canciones. Con una banda totalmente distinta a la habitual, con la compañía de 5 músicos, una guitarra y mucha actitud fuimos testigos a un recorrido por la corta pero interesante carrera de este músico. Aquí la contundencia de los solos de guitarra eran sustituidos, entre otras cosas, por la sutileza de instrumentos de cuerda, donde antes había garra ahora había delicadeza. No confundir con fragilidad, porque ni una sola grieta asomó desde el minuto uno. ¿Había guitarras? Había guitarras, pero tocadas como quien acaricia una piel, con cariño, con lentitud, con ganas de alargar el momento.
Especial mención las versiones de los temas “The Day David Bowie Died” y “Still My Red Light”. Y a la versión/homenaje al “Lullaby” de The Cure. El grupo que seguramente ha hecho que Sigmund Wilder nos regale los oídos. Tanto en su versión más enérgica, como en esta tarde/noche especial, que nos ha dejado con ganas de más.
David aprovechaba el espacio entre canciones y canciones para comentar lo que significaba para él volver a pisar Pedralbes. La sensación de ver como la gente observa tu buen hacer en escenario, daba las gracias, humilde, consciente de que estaba viviendo momentos difíciles de olvidar. Y el público en ningún momento sintió que le estaban dando la brasa. Porque además la sinceridad no es brasa. El postureo si, pero de eso estuvo vacío el escenario.
Servidor opina que Sigmund Wilder crecerá a nivel musical, que con 2-3 trabajos más en el mercado, podrán afrontar llevar al estudio la maravilla que pudimos disfrutar en Pedralbes. Y servidor también opina que en un futuro, si la pasión por el trabajo bien hecho no se pierde, otros serán los que puedan versionar sus temas. Como ese “no hit” como David descubrió hace poco que es “Only if we try”. Con el que se cerraba una noche, un concierto, una prueba de que la música siempre será bien tratada por Sigmund Wilder.