Una crónica de Marta Llatjós para Culturaencadena.com
Fotos: Andrea Membrado
Es un sábado de diciembre, queda poco para acabar el año... ¿qué hay esta noche para entrar en calor? TARQUE.
Presenta su disco de 2018 con ese mismo nombre de puro rock, compuesto junto al guitarrista Carlos Raya, y acompañados en el escenario por Coki Giménez e Ivan González aka “Chapo”.
Todos ellos dispuestos a romper su música sobre los escenarios.
La cola para entrar al apolo da la vuelta a la esquina, está el cartel de sold out en la puerta. Tanta llamada me dice que voy a pasármelo bien...
Pasada la hora de inicio la gente empieza a protestar con silbidos y algún grito de llamada... y empieza a sonar "I love rock and roll" para hacer la entrada. Empiezan fuerte reventando las cuerdas de la guitarra y el bajo. Suena la "Ahora y en la hora" y Tarque usa el palo del micro como si fuera un malabarista, juega con el, porque ya se conocen de hace años, y enfoca al público para q le canten los coros a grito pelado.
Después de "Hearbreaker" saluda al público y se presentan. "Estáis mas guapos que el año pasado" dice. "Esto es la fiesta del rock&roll" y la gente se vuelve loca dando palmas al aire, suena "Juicio final". "Solo somos gente normal..." y todo el mundo corea un oooh ooh ooh, claro que sois gente normal, pero nos hacéis salir por unas horas del mundo rutinario y eso, ya es ser un poco extraordinario. Se acerca iván y corea con él a máxima potencia.
Me gusta cuando se pone a contar historias como "Jannis, Amy, Billy", son como pequeñas películas contadas, con un aire de country, con polvo y carretera.
Presenta a Miguel Hernández, un poeta que sufrió los males de la guerra y murió en la cárcel durante el franquismo, en honor a un poema suyo canta "Como el toro". Aquí Carlos suena con voz más profunda, y le pone un toque de armónica para darle un toque añejo que le queda redondo con esta historia. El último tramo es únicamente instrumental y desparrame en el escenario.
"Y se hizo de noche" y los zumbidos de la batería atacan entre énfasis y melódicos. La guitarra hace esa caricia atractiva que es como una escalera que sube sus notas a lo mas alto.
Se arrodilla para presentar "Come toghether" y se vuelven locos, Tarque el que más, el escenario es una fiesta y el público canta el estribillo, ¿Quién no se sabe esta canción?, explosión de luces, bailes locos y el micrófono que vuela por los aires.
Y entonces se pone serio y recuerda a los inmigrantes q se tienen que ir a otro país para sobrevivir van, él es gallego, dice, apoya y da la bienvenida a todo aquel que lo necesite, ayuda para todo el que lo necesite, "Cactus", es la que habla sobre ello, es una balada, es un canto a la tierra.
En "Calle sin luz" la sala se ilumina y todo el mundo la canta, y se baja del escenario para gritar junto a la gente: "pero ese soy yo". Y acaban con un solo de batería. Dos niños a hombros de sus padres, con cara de susto, llaman la atención del gallego y les dirige un gesto divertido mientras sigue cantando como un loco. No son los únicos niños de la sala, me sorprende ver tantos en un concierto en la Apolo, pero son fans de toda la vida, de toda SU vida, y muchos parecen conocerse, parece una gran familia.
BARNA BARNA BARNA, DAME DAME DAME, TU, ELECTRO-SHOCK!!!!!! grita mientras el público le contesta al unísono. Éste hombre tiene una energía que no se la acaba, lo da todo hasta el final. Vive la música como si saliera de su interior. Coki tiene sus momentos cuando todos enfocan su batería, aquí todos tienen su momento, y el batería tiene una parte importante, sobretodo al final de las canciones, que es cuando lo petan.
Acaba electroshock y se van del escenario, la sala se queda a oscuras con los gritos q les reclaman, se han hecho de rogar...y llega el bis. Y ya se vuelven todos locos, toca y lanza la pandereta, le encanta hacer como si fuera a romperlo todo.
"Aquí es donde nace el rock de mi vida", anuncia empezando a cantar, y es una fiesta espectacular de final de noche. Besa al bajo, salta por todo el escenario y se agacha y vuelve a saltar, no para quieto ni un momento. Es un monstruo del escenario, de eso no hay duda.
Y se despide con una gran ovación de toda la sala. Hasta pronto Tarque, ha sido un placer.
Marta Llatjós