El quinto trabajo de la cantante estadounidense Lana del Rey ha llegado después de que hace unos meses ya conociéramos su primer adelanto, ese tema con The Weeknd titulado “Lust for Life”, como el disco que nos ofrece la artista en este 2017.
Estamos ante un álbum en el que la voz relajada de la cantante domina toda la situación y que, musicalmente, invita a ser escuchado en calma, en un sofá, conduciendo tranquilamente en el coche. En otras palabras: estamos ante un "spa musical".
Si bien el tema con The Weeknd se podía plantear como una propuesta muy interesante, lo cierto es que -en opinión de quien esto escribe- son otros dos temas que se llevan los mayores elogios que se pueden hacer de este trabajo.
El primero es ese “God Bless America” que despierta con una guitarra acompañando la voz de Lana y cuyo inicio nos hace sospechar que nos estamos adentrando en un territorio 'country': suena de tal manera que podría meterse en la banda sonora de “Nashville”. Sin embargo, esas opciones se diluyen en el momento que ese estribillo parece ir acompañado de un sonido que recuerda al de dos disparos. Es con detalles como ese con el que recordamos por qué los temas de Lana del Rey son elaborados, muy elaborados…
Y luego ese “In my feelings”, una mezcla de electrónica y oscuridad que termina de forma bastante brusca. Total, no estamos ante una canción para corear en los conciertos.
También hay tiempo para la sensualidad y el rapeo en “Summer Bummer”, colaboración con Asap Roccky y Playboi Carti en que la cantante deja espacio a sus compañeros de tema durante un espacio para acabar recuperando el pulso de la canción.
La épica de “Heroin”, lo relajante que resulta “Love" (y la sensación de haberla escuchado anteriormente) y ese piano de “Change” son también dignos de destacar en un trabajo que una vez se ha escuchado queda claro que pasará por nuestros oídos muchas más veces.