Cover of Twelve Dreams of Dr. Sardonicus
Este álbum es uno de los trabajos imprescindibles de este gran grupo psicodélico angelino surgido a mediados de los años 60 y que nos ha legado gemas como “Spirit” (1968), “That Family that Plays Together” (1968) o este “Twelve Dreams of Dr. Sardonicus” (1970), probablemente la cumbre del grupo. Spirit fue considerada en su momento la segunda banda psicodélica más importante de Los Ángeles, sólo por detrás de The Doors. Fueron un grupo injustamente situado en la segunda división de la psicodelia californiana que estaba comandado principalmente por Ed Cassidy (veterano batería de jazz) y su ahijado Randy California (experto en mantener notas interminables con su guitarra), quienes junto con Jay Ferguson, John Locke y Mark Andes practicaban una psicodelia blanda y luminosa, apoyada sobre todo en la fusión de estilos, en un repertorio sólido y en la vivaz destreza de un niño prodigio de las seis cuerdas como era California.
Su éxito se fue consolidando hasta llegar a su tercer álbum, producido por David Briggs, habitual de Neil Young, y en el que pretendieron reflejar con un sonido exuberante, un disco conceptual, que trataba de un modo difuso su preocupación ecológica. Más allá de la circunstancial ideología hippie que puede resultar hoy más o menos risible, el álbum plasmaba sin mácula la inmensa categoría de una formación espléndida (con John Locke a los teclados, Mark Andes al bajo, y Jay Ferguson como vocalista y percusionista) y unas canciones sólidas e incluso brillantes. Se trata pues como hemos dicho de un disco conceptual en base a los pasajes oníricos-ecológicos del tal doctor sarcástico. La producción corre a cargo de David Briggs, y el disco es una maravilla psicoprogresiva que contiene hermosos pasajes acústicos folk con grandes melodías pop y encantadoras armonías vocales que comparten sitio con escenarios hard rock de aliento blues, funk, country y jazz, con influencias clave de la Jimi Hendrix Experience, de Traffic y de Cream.
Lo mejor de aquel sonido que todos conocemos se recoge aquí. Harmonías y alternancias vocales perfectas, guitarras vibrantes, melodías prodigiosas en los estribillos y una producción imaginativa (en este caso los arreglos de vientos, inhabituales en el rock ácido de la época) redondean discos como éste, al parecer incapaces de envejecer más de lo estrictamente inevitable. Desde que empieza a sonar ya sabes que te encuentras en terreno desconocido, muy familiar eso sí (al fin y al cabo estamos en los 70), pero apabullante en matices, lleno de sonidos envolventes, compacto (prácticamente no te deja cortarlo de principio a fin) y con un poder adictivo evidente. Absurdo destacar una canción sobre las demás: un día eliges “Prelude-Nothin’ to hide” (inicio meloso pasando a guitarras desbocadas en 3 minutos), otro “Nature’s way” (simplemente emocionante), “Animal Zoo” (un motor a ralentí nos mete en una melodía sencilla hasta que Cassidy pone las cosas en su sitio) o “Mr.Skin” (precedida del maravilloso interludio “Why can´t I be free”), “When I touch you” (la mejor del disco), “Street worm” y así podríamos seguir con todos los incluídos en dicha obra.
En fin, 12 sueños de música hecha por cinco músicos que sabían lo que hacían bajo la producción de David Briggs, recomendado por un tal Neil Young, que dieron como resultado un disco redondo, casi perfecto (al igual que la otra joya publicada por el grupo, “The Family That Plays Together” del año 1968); ambos trabajos merecen estar por derecho propio dentro de la categoría de álbumes indispensables, envidiables e irrepetibles. La banda sólo aguantó hasta a principios de la década de los 70 y California siguió con una carrera en solitario que podríamos definir como mínimo de atrevida, aunque posteriormente se reunieran con menos acierto y todavía mucha menos repercusión en varias ocasiones. Tristemente eclipsados por algunos de los pesos pesados de la escena californiana de aquella época como Jefferson Airplane, Grateful Dead o los Doors, merecen mucho más que una oportunidad para disfrutar plenamente del legado musical que nos han brindado.