Liam y Noel Gallagher, dos hermanos chalados y caraduras, consiguieron que su ignota banda se convirtiese en la más grande del planeta.
Los productores de Amy entregan esta saga “bíblica de la hostia” de drogas, peleas, rock’n’roll, rivalidad consanguínea y britpop global. Todo a lo grande, típico Oasis; como un meteoro fuera de control.
“Oasis éramos como un Ferrari: gran pinta, cojonudo para conducir y si pierdes el control te partes la crisma”. Pocas bandas han realizado una ascensión estratosférica como la de Oasis: dos “chavales de casas baratas. Hermanos. Putos majaras” y un trío de colegas de apariencia mundana pasan, en tres años, a ser la banda más grande del mundo.
Supersonic narra esa locura, y lo hace con el clásico tono jeta y cáustico (filo-faltoso) de los Gallagher. Son cien historias en una. Es una novela de clase obrera con acento de Manchester. Es una saga de ambición, de sueños realizados, de epopeya rock. Es una historia de padre ausente, celitos fraternales (“Liam es un perro. Yo soy un gato”, dice Noel. “Es una lucha por el poder. Viene de cuando éramos niños y me meé en su aparato de música”, dice Liam) y batazos de cricket.
Es su fichaje por Creation, todos los #1, aquel primer concierto en el Wah Wah Hut de Glasgow y los 250.000 fans de Knebworth, en 1996. Cómo Noel pasó de roadie de Inspiral Carpets a ser el compositor laureado del Reino Unido. Y las drogas y los paparazis y el “Wonderwall”, una canción más endémica que la gripe. Es una bomba, con pregunta final: “¿A dónde vas desde aquí?”
Estreno hoy en cines y en el Festival IN-EDIT (Pases Aquí)