Pocas horas antes de que "La habitación roja" tocara en la Sala Zero de Tarragona, su cantante Jorge Martí nos recibe en el mismo local para mantener una entrevista que, visto ahora en la distancia, es un regalo tanto como para el que la realiza como para el lector.
Jorge es un hombre al que se le nota una cultura y una manera de ver las cosas tranquilas, sin estridencias, y que hace que cada una de sus respuestas sea escuchada con mucha atención y disfrute.
El amable y siempre eficiente personal de la sala Zero nos cede una sala en la planta superior para que el ruido de las pruebas de sonido no nos molesten. Todo un detalle de la gente de esta sala, ya veterana, pero que no pierde fuerza.
CC: Lo primero es felicitaros por 22 años de carrera. El hecho de que sigáis teniendo una parroquia bastante fiel...
LHR: No sólo se ha mantenido: la verdad es que tenemos más público que al principio. ¿Sabes qué pasa? Que yo creo que normalmente la gente tiende a idealizar el pasado, de manera que grupos como nosotros que llevamos muchos años hay gente que tiende a decir "NO, SI CUANDO MOLABAN ERA ANTES QUÉ TAL Y QUÉ TAL...".
Y realmente nos hace gracia porque el mejor momento del grupo es el actual, sin ningún tipo de duda, y a todos los niveles. Y mucha gente que reivindica épocas pasadas del grupo, pues musicalmente estuvieron bien, pero realmente venía menos gente a vernos. Y bueno, no hemos tenido épocas en las que hayamos tenido más éxito de público que el actual. En realidad la tónica ha sido a ir siempre a mejor.
CC: Con los 21-22 años que lleváis de carrera ¿qué significa ver que desde hace unos 10-11 años han aparecido otros grupos que, aunque sea un poco, creo han sido inspirados en vosotros?. Vetusta Morla, New Raemon... Grupos que -seguramente- la música que hacen ha sido un poco inspirada en la vuestra. Sois, por decirlo de alguna manera, una especie de padres. ¿Cómo lo veis vosotros?
LHR: Bueno, yo que creo que es normal. La gente más joven escucha lo que hay, y toma como referentes lo que le gusta... y no sé si en este caso estos artistas se habrán inspirado en nosotros, pero sé de buenas guentes que otros sí lo han hecho....
Y realmente para nosotros es algo bonito, pues en nuestro momento también nos inspiramos en una serie de grupos que nos han mostrado un poco el camino. Y, a veces, ya no tanto a nivel musical, sino como inspirarte a nivel de filosofía de grupo, de una línea a seguir, de todas estas cosas. Está bien que haya gente que te reivindique, que haya gente que se deje guiar por ti, y creo que realmente somos un grupo que ha tenido una carrera muy coherente, fructífera, y que todavía sigue teniendo ilusión y retos por delante. Y eso es lo que hace que desde fuera se nos vea con esos ojos en muchas ocasiones.
CC: Hoy tocáis en la Zero. Has visto que es una sala pequeña, con un público muy cercano. Estáis acostumbrados, en verano, a festivales. Unos festivales que, muchas veces, están incluso desmadrados en cuanto al público. ¿Vosotros como grupo cambiáis el chip según tocáis en un sitio o en otro?
LHR: Bueno, si tocas en una sala, lo que pasa es que tienes más tiempo para tocar: puedes hacer un repertorio más versátil y más variado. Creo que en los festivales el público está encendido, a tope. Y tienes 45 minutos (1 hora a lo sumo) para tocar. Entonces intentas ir al grano, intentas tocar las canciones que mejor funcionan en directo, las canciones más directas...
Yo creo que son diferentes formatos. Hemos aprendido. Antes, por ejemplo, nos daban pánico los festivales, estábamos muy nerviosos, había mucha gente, no había prueba, no te sentías cómodo y nos costaba mucho. Pero hoy en día hemos tocado en infinidad de festivales, y es un formato que nos gusta, lo disfrutamos a tope ahora.
Cuando ahora ha venido la gira de salas, pues lo mismo. Es chulo lo de las salas, es guay... O sea, tienes a la gente cerca, puedes mirar a la gente a la cara. Después del concierto la gente puede saludarte, somos nosotros mismos los que vendemos los discos, estamos ahí con la gente y tal, y eso es reconfortante. No sé, yo creo que no tenemos que quedarnos con una u otra cosa. Está bien poder hacer ambas y, bueno, tenemos suerte de que nos llamen para tocar en muchos festivales: creo que no a todo el mundo le pasa y más después de llevar tantos años...
También tenemos suerte de poder seguir girando, que girar es algo que cuesta bastante dinero. Es difícil vender entradas, y también los festivales hacen mucho por la música, para que seas conocido. Y también es verdad que afectan al circuito de salas, sin lugar a dudas, si puedes ver a 100 grupos por 35 euros...
CC: ¿Es más un consumo rápido?
LHR: Pues sí, la verdad es que sí. Disfrutar, disfruto ambos formatos, pero sí que es verdad que nosotros venimos de las salas: aquí es donde empezamos y donde acabaremos, creo... Nosotros nunca hemos querido de dejar de tener contacto con las giras de salas y es algo que vamos a seguir haciendo.
CC: ¿Vosotros intuís cuando vais a tener un buen concierto?
LHR: Bueno, sí que hay veces en los que se respira un ambiente en el grupo y todo va rodado, tienes buenas vibraciones y crees que va a salir todo bien. Luego puede pasar o puede no pasar... Pero en general creo que hemos llegado a un punto en que el peor concierto que podamos dar hoy en día es mejor que el mejor que hacíamos hace 10 años... Por lo general estamos bastante enchufados e intentamos disfrutar. También creo que el hecho de ser mayores hace que seamos conscientes del privilegio que es poder hacer lo que te gusta y también somos conscientes del paso del tiempo y que no vas a poder hacer esto siempre. Entonces sí que te aferras a los conciertos, a esos momentos, y los disfrutas al máximo.
CC: He estado repasando vuestra discografía. Desde los tiempos de - por ejemplo - "Nunca ganaremos el Mundial", que creo coincidió un poco con la época en que empezó a ponerse de modo el concepto indie. Ahora, cuando escucho -sobre todo- "Sagrado Corazón" veo mucho cambio. Da la impresión que os habéis ablandado, que sois más comerciales. No sé si ha sido algo consciente...
LHR: Si uno se fija, disco a disco hay cambios. "Fue eléctrico" es un disco que tiene canciones comerciales pero también tiene canciones más cañeras que cualquiera de "Nuevos tiempos"... No hemos cambiado tanto de 4 años a esta parte, pero sí que es cierto que "Nuevos tiempos" es un disco que grabamos prácticamente en directo, en un estudio analógico con un productor como Steve Albini... "Universal" fue un disco muy preciosista, con muchas guitarras acústicas, cuerdas y tal. "Fue eléctrico" fue un disco en el que pretendíamos que todas las canciones sirvieran para empezar en un concierto. Que tuvieran esa fuerza, y creo que lo conseguimos...
Luego intentas cambiar, y este último disco tiene una producción bastante más moderna. Hemos probado cosas que nunca habíamos hecho, como canciones un poco bailables. Después también hemos ido a los extremos: hay dos o tres baladas que son como muy preciosistas, también buscando, casi diría, "la canción ligera española"...
El disco del que tú hablas es un disco muy crudo, sonido bruto sin concesiones. No sé, quizás volvamos a transitar por esos caminos en el futuro, pero ahora mismo esto es lo que nos apetecía y creo que La habitación roja puede cambiar a nivel de producción, pero el esqueleto y las intenciones son las mismas siempre.
CC: No es un cambio para ganar público ni para entrar en un tipo de listas musicales...
LHR: No. De hecho nosotros somos un grupo que nunca ha sonado en las radios comerciales... siempre hemos sido un grupo independiente y hemos trabajado con gente con la que nos llevamos bien, que nos cae bien. Gente que es muy profesional y muy competente... Intentamos complacernos a nosotros mismos, hacer lo que nos gusta. Y, bueno, también nos gusta alguna música comercial de algún tipo...
Pero bueno, yo lo que creo que prevalece es la esencia del grupo... buscar la belleza, hacer canciones atemporales que perduren en el tiempo. Buenas melodías, buenas guitarras... No sé, nos gustan las canciones bonitas por encima de otras etiquetas, ya sean hechas con guitarras y con rabia o hechas con un piano y orquesta.
CC: En este nuevo disco, me ha llamado la atención "You gotta be cool"... Parece una crítica o burla a cierto tipo de público. Me refiero a la etiqueta de cierto público que sólo va a ver un grupo porque sea indie, porque sea alternativo. Realmente lo que les pongan les da igual. Da la impresión que la canción va un poco por ese camino. Es la duda que tenía...
LHR: No, qué va... Es un intento de hacer una canción que no parezca La habitación roja... Fue una cosa espontánea: es una canción que yo hice para mis hijas. Mis hijas tienen 9 y 10 años, escuchan música comercial y normalmente les parecen aburridas las canciones que hacemos. Yo tenía ganas de hacer una canción que a ellas les guste bailar.
CC: Pero igual porque sois más grupo de letra que de música. ¿Le daís más importancia a la letra que a la música?
LHR: No, no. Le damos importancia a las canciones, y las canciones son letra, música... A las letras por separado, o la música por separado creo que les faltaría algo. Entonces, en ese sentido creo que para nosotros las canciones son música y letra. Escribes una historia y luego la música, que es capaz de llevar esa historia a otros sitios. Creo que las canciones son una suma de letra y música, del intérprete y el oyente, y entre todos se establece una relación.
Y nada, esta canción ya te digo que ha sido un ejercicio de estilo: intentar hacer una canción que no sea tan profunda y sentida como las que hacemos normalmente... Creo que es una canción que no hay que buscarle más pretensiones que las de entretener, creo que esa era la idea.
Cuando llevas 20 años como banda puedes permitirte el experimentar y olvidarte un poco del "qué dirán". Obviamente, creo que hace 20 años nos habría dado miedo hacer algo así.... Creo que es la típica canción que le gusta más a la gente que no nos conoce. Es una canción que la escuchas, y es bonita, agradable, fresca, bailable.... Pero si estás esperando una canción como "Posidonia", "No deberías" o "Los tiempos románticos", obviamente no tiene nada que ver.
CC: Escuchando el último disco, la canción "Nuestro momento" es muy bailable. Todo el disco en general no se parece en nada a los primeros. Hay grupos que suenan igual el primero que el último disco que hagan. ¿Cómo lo hacéis para manteneros tan frescos? Sin jugar sobre seguro, sin un colchón de seguridad...
LHR: Somos gente inquieta... Lo importante para nosotros es tener un discurso coherente que suene a nosotros, pero dentro de esas "revoluciones tranquilas" que hacemos, entre disco y disco buscamos una coherencia a la vez que buscamos que haya cambios. Y los cambios son para mantener la ilusión, la chispa, para pasárnoslos bien, para probar cosas nuevas.
Entonces escuchas otros grupos, escuchas como cambian, te fijas en ello y tú intentas seguir esos caminos. Yo creo que es importante ilusionarte, emocionarte con lo que haces. De lo contrario, uno se va desgastando por la costumbre de hacer siempre lo mismo: va perdiendo esa ilusión y esa pasión que yo creo que es necesaria para subirse al escenario o grabar un disco.
CC: Es valiente por vuestra parte, hay grupos que suenan igual ahora que hace 20 años. Al público ya le va bien, pero no te van a sorprender...
LHR: En nuestro caso, ya te digo que no lo hacemos por ser valientes. Lo hacemos... pues no sé, por cierto egoísmo incluso, lo hacemos porque nos mola cambiar, nos divierte, nos apetece, nos refresca, nos renueva... Igual que ahora que hemos ido a tocar a Latinoamérica: estuvimos en México en agosto y ahora hemos estado en Chile. Pues son esos nuevos retos que te ilusionan. Por eso cambias de estudio, cambias de productor, cambias de equipo, haces cambios en aras de seguir siendo La habitación roja. Fíjate, es curioso porque al final buscamos que haya una coherencia y un sonido propio.
CC: Dejemos un poco el tema "Sagrado corazón". Este año ha habido muchas pérdidas musicales. Si te dieran la ocasión de recuperar alguna para poder hacer un tema, colaboración o simplemente aprender algo observando... ¿A quién elegirías y a quién no, y no por simpatía, sino como músico?
LHR: Hombre, como músico no cabe duda que David Bowie... Luego a nivel filosófico, de vida, de personaje, de sensibilidad, de elegancia, pues Leonard Cohen me fascina. Es una persona que me encanta como escribe, como habla, como canta, como vive... no sé, como se relacionaba con la gente. Una buena persona. Me gustaría, el día que me muera, ser recordado como una buena persona ante todo.
CC: De los músicos actuales, ¿tenéis alguno favorito? Que si hubiera la posibilidad os gustaría colaborar con esa persona, o un tema que escuches y pienses "ostia, es el típico tema que nos gustaría haber compuesto"
LHR: Sí, bueno, esto pasa continuamente, no sabría decirte ahora mismo. A lo mejor escuchas una canción de MGMT, Tame Impala... Siempre hay canciones que, afortunadamente, te transmiten las ganas de ponerte a crear.
Siempre que he ido a conciertos, me gustan los artistas que cuando voy a verlos estoy deseando ir a casa y hacer una canción. Cuando no tenía banda, veía tocar a un grupo y me decía: "joder yo quiero tener un grupo". Yo recuerdo ver a Sonic Youth en el documental "The year punk broke" y salían en gira con Nirvana y Babes in Toyland. Los veías tocando y pensabas "ufff... yo quiero tener un grupo y hacer eso". Esos son los grupos que molan.
CC: ¿Crees que hay una masificación musical? Quiero decir que, hoy en día, cualquiera monta un grupo. Entras en cualquier plataforma musical y cada semana hay 30 grupos nuevos. ¿Crees que perjudica la calidad?
LHR: No, yo lo que creo es que eso es bueno: que haya muchos grupos es bueno, quizás lo que pasa es que antes era muy difícil llegar a grabar, a editar algo. Hoy en día está al alcance de cualquiera, entonces a lo mejor no hay ese filtro que había antes, que para poder llegar a grabar a editar se suponía que tenías que llegar a un nivel, a una calidad... Hoy en día cualquiera se graba y sí que es verdad que ves a mucha gente que no tiene la capacidad crítica para darse cuenta de que lo que está haciendo no tiene la calidad suficiente o no tiene ese algo especial que es necesario para destacar. Pero a mí que la gente haga canciones y toque, me parece genial.
CC: Si volviérais a empezar, teniendo en cuenta que es muy fácil sin tener calidad poder pillar un atajo, tipo reality, tipo concurso. ¿Lo haríais o sería traicionaros un poco?
LHR: No, no creo. Eso es otra disciplina para nosotros... otro deporte, otro tipo de historia. Mira, tenemos una canción que se llama "Segunda oportunidad" que habla de que si volviéramos a nacer, volveríamos a hacer lo mismo -y de la misma manera- para llegar a donde hemos llegado.
CC: No cojeríais atajos...
LHR: No, es que yo estoy muy orgulloso del tipo de carrera que hemos seguido, que ha sido ejemplar en el sentido de unos amigos que ahorran, se compran un instrumento, ahora aprenden a tocarlo, se juntan y forman un grupo con sus ahorros. Graban una maqueta, la presentan a un concurso, lo ganan, con el dinero que ganan graban otra, lo mandan a diferentes compañías, una contesta, entonces sacan un single, hacen los primeros conciertos, una gira y tal. Y esto nos ha llevado a estar donde estamos. Entonces yo creo que hemos pasado por cosas muy bonitas, nos hemos pegado unas palizas de miedo y hemos trabajado mucho. No cambiaría nada. Sé que hemos cometido algunos errores y hemos hecho cosas que a lo mejor no deberíamos haber hecho, pero tengo la conciencia tranquila. Sé que las hicimos porque en ese momento pensamos que era lo correcto o era lo único que podíamos hacer.
CC: ¿Dónde os veis de aquí 20 años musicalmente hablando? ¿Os da miedo que entonces sigáis pensando que tenéis la misma capacidad o energía de ahora y acabéis siendo una caricatura sin ser conscientes?. Es decir, tú vas a conciertos de ciertos grupos ya legendarios y en algunos piensas "estos hace 20 años realmente valían". ¿Os da miedo eso?
LHR: No. Creo que haremos canciones dignas y las defenderemos con dignidad, acordes a nuestras aptitudes físicas y mentales. Me veo perfectamente tocando como lo hacen Neil Young o Bob Dylan. Gente a la que admiro y que son superclases. Yo veo a Santiago Auserón tocando y me gusta como lo hace. Y lo hace genial...
Y ¿por qué no? Yo tengo 44 años y creo que voy a tocar y cantar hasta que pueda. También es el público el que te tiene que permitir el hecho de que tú puedas desarrollar tu carrera y tocar. Obviamente, si la gente te da la espalda, habrá que tocar en casa...
CC: Media hora después de haber empezado nos despedimos. Me pide disculpas por tener que ir a seguir con las pruebas, y yo le doy las gracias. Por una clase de cómo enfocar una carrera y por una charla mucho más que interesante.
En menos de 3 horas empieza el concierto. Y sí, mis intuiciones eran correctas "Fue un gran concierto"...
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Una entrevista de Enrique Menéndez para Culturaencadena.com y sus lectores