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Culturaencadena.com asistirá al concierto de Badalona, Barcelona, este mismo sábado, 23 de octubre. Antes, hay concierto en Zaragoza...
Muchos se preguntan qué canciones tocarán, qué nos pueden ofrecer, y sobretodo, cuánto nos harán esperar. Para este tipo de datos, sirva la crítica del concierto que dieron en Madrid hace muy pocos días, en concreto el día 9 de octubre, que se recogió en la siguiente crítica emitida en www.mariscalrock.com.
CEC sacará la critica del concierto del sábado en Barcelona, y si cualquier lector aragonés quiere, puede sacar la suya del directo de Zaragoza, enviándonosla a cualquiera de nuestros buzones.
SEBASTIAN BACH + GUNS AND ROSES EN CONCIERTO EN ESPAÑA
Pues sí, no se puede titular de otra manera lo acontecido la lluviosa noche del sábado.
Los precedentes de ambos mitos ochenteros no eran muy halagüeños, retrasos desmesurados, gargantas para el arrastre y poses trasnochadas, pero rectificar es de sabios y parece que los dos rubios vocalistas se han puesto a la tarea.
Con un Palacio de Vistalegre a rebosar apareció en escena Sebastian Bach con “Slave to the grind”, con tanta potencia y ganas que rápido se le enganchó el cable del micro entre tanta vuelta y salto. Susto insignificante porque pronto nos seduce con “Back in the saddle” de Aerosmisth, muy bien acogida por el respetable.
La gente responde a cada gesto y recibimos con palmas algo del primer disco de Skid Row: “Big guns”. Con un ‘vamos España’ en perfecto castellano nos presenta “Here I am” empalmada de seguido con “Love is a Bitchslap”, single de su último redondo en solitario.
“Stuck inside” se nos hace más pesada pero pronto nos animamos con “Piece of me”, que aunque adornada con excesivos reverbs aguanta el tono punzante hasta el final.
El delirio se desata con “18 and life” y la sala a oscuras a excepción del foco que alumbra al alto vocalista. Las féminas gritan desatadasmientras el cantante se despoja sensualmente de su chaqueta a la par que rebautiza a “American Metalheads” como España Metalheads. El resto de la banda parece comedida al lado de Sebastian y no es para menos con el derroche de poderío que ofrece el frontman. Tras cantar el cumpleaños feliz al guitarrista Johnny Chromatic y hacer un remedo al “Heaven and hell” de Dio continúan con “Stabbing daggers”.
Los tres últimos temas los reserva para la época dorada de Skid Row. Con “Monkey Business” nos hace imitar sus jugueteos con la voz que esta noche no nos dará muchos disgustos y la disfrutaremos a nuestro antojo.
Preciosa sonó en semi-acústico “I remember you” que nos hizo ponernos de pie encender mecheros, móviles y todo lo que desprendiera algo de luz y pegarnos un poquito más al macizo/a del al lado.
Tras agradecernos nuestra pasión y dar gracias a los fans por veinticinco años de rock, el broche de oro lo puso “Youth gone wild” con un pabellón entregado y una banda satisfecha con un frontman que sigue conservando no sólo el gancho con las chicas (esos chillidos enfervorecidos cuando se quedó sin camiseta aún me provocan risa) sino la esencia de antaño.
La incógnita de cuántas horas nos haría esperar el ahora apodado ‘el loco’, si es que no presenciábamos una espantada del mismo, nos hizo que la ‘escasa’ hora de interludio se nos hiciera hasta corta con las olas y los oes, oes que algún que otro espontáneo organizó en el recinto.
Pronto veríamos en las pantallas la portada del controvertido ‘Chinese Democracy’ y el tema que da nombre al disco (todo ello sin tan siquiera una mención al Nobel de la paz al chino Liu Xiaobo). Un sinfín de fuegos artificiales ciegan nuestros ojos pero nuestra atención se centra en esa figura oronda (quizás menos que antaño) que viste sombrero, gafas y chaqueta metalizada.
Sin dirigirse aún a nosotros nos regala con una sonrisa “Welcome to the jungle” y pronto noto que algo a cambiado respecto a otras citas del gunner.
Bien es cierto que se reserva en ciertos pasajes agudos pero ni punto de comparación con otros desastres sonoros plasmados con estupor en nuestras retinas y oídos.
“It’s so easy” continúa la fantasía sonora mientras recupera los bailecitos y contoneos que tan famoso le hicieron en los ochenta.
Muchos critican a mi alrededor la falta de alma de la banda que le acompaña, pero en “Mr. Brownstone” veo a un grupo de músicos muy compactos que saben sacar buen partido de los instrumentos que defienden.
De hecho el propio Axl les cede su merecido protagonismo al retirarse una y otra vez del escenario cuando su presencia vocal no era requerida. Las malas lenguas y los chascarrillos apuntaban a que esas visitas a la tramoya eran para insuflar un poco de oxígeno que le hiciera seguir a pleno rendimiento con el show. Bromas aparte, decir que hasta acogí de buena gana “Sorry” mientras en el videowall se proyectaba la interpretación visual del tema, una madre y una hija con malas relaciones que provoca el suicidio de la segunda.
La industrial “Shackler’s Revenge” nos saca de la ensoñación y nos pone las pilas a base de explosiones y pirotecnia.
Por fin el rubiales se dirige a nosotros en perfecto castellano, ‘gracias y buenas noches, ¿entendéis mi español?, frase’ que le sirve para presentarnos al guitarrista Richard Fortus que encarnaría la intro de James Bond que daría la entradilla para la sentida “Live and let die”.
El comienzo blusero y con mucho feeling de “This I love” nos hace degustarlo con menos prejuicios que en el disco y más cuando Axl está sembrado con la voz imprimiendo al tema un regusto aterciopelado.
De nuevo la emoción se apodera de nuestro cuerpo al escuchar “Rocket queen” y hasta el propio Axl se deja llevar tirando sombrero, pie de micro y todo lo que pilla por su paso, mientras nos obliga a dar palmas durante su subida en los agudos.
Imaginaos la ovación que le prestamos!
Es hora de tirar del freno de mano y un impresionante piano de cola inunda el escenario. Dizzy Reed (que ya antaño militaba en los Guns) nos deleita con una versión al desnudo de Ziggy Stardust, seguida de “Street of dreams”. Me extrañó que el señor Rose no tomara el relevo con las teclas como sí hizo en otros directos, pero parece ser que prefirió centrarse en sus labores vocales abrigado por una levita granate y un gorro negro.
De nuevo vuelve a cerrar bocas escépticas con la perfecta “Could you be mine” mientras luce a placer un nuevo modelito.
Ahora el centro de atención es DJ Ashba, que no puede negar el influjo directo de Slash no sólo en la forma de tocar ese solo, “Ballad of death”, sino en la indumentaria elegida (sombrero de copa, cigarro en el mástil y poses a pie de escenario).
En la eléctrica “Sweet child o’mine” como nota curiosa mencionar el solo compartido entre Dj Ashba y Bumblefoot que lejos de desmerecer al original provoca los aplausos del devoto público.
Tras una pequeña jam interprentando el “Another brick of the wall” de los Floyd de forma muy atmosférica, Axl se enfrenta al piano de cola para encarar la preciosa “November Rain” mientras que nos levantamos por segunda vez de nuestros asientos para brindarle los aplausos que se merece.
El gunner parece a gusto y contento, y nos agradece nuestra entrega con tímidas sonrisas y varios gracias.
La doble mástil del guitarrista Bumblefoot arranca las conocidas notas de la Pantera Rosa antes de que “Better” y el nuevo vestuario de Axl copen la escena.
De nuevo nos arrancan sentidos aplausos al intuir “Knockin’ on heaven Doors” y más cuando el voceras desatado bailotea con una bandera de España arrojada por alguien de las primeras filas.
‘Atención que ya llega el tren de España’, nos avisa el rubiales, y no es otra que “Nightrain” el tema que suena por monitores. Algún problema momentáneo debió de sufrir el micro, porque a ratos no se oía la garganta del alma máter, mientras el resto de la banda intentaba disimular el contratiempo bajando a tocar al foso ante la alegría de las primeras filas.
Qué pronto se acaba lo bueno, pensamos todos cuando llega la hora de los bises; pero si nos descargan sin pestañear “Don’t cry” un lujazo casi a capella y acto seguido “Madagascar” a estas alturas hasta la aplaudimos sin pensarlo y más con la chulería de Ashba tocando la guitarra con una baqueta.
Aún les queda cuerda para rato y se permiten la licencia de versionear a AC/DC y su “Whole lotta Rosie” a un ritmo trepidante y acabada con una jam improvisada (o no? pero después de lo vivido a quien le importa).
Para terminar de darnos en los morros y elevar nuestros corazones a cotas insospechadas nos abandonan con una hilarante “Paradise City” mientras que más fuegos artificiales y confetti a tutiplén invaden cada rincón del recinto mientras todo el pabellón se levanta, alza los brazos y aplaude a rabiar hasta que la banda abandona el escenario.
Axl sólo ante su reconciliado público nos apoda ‘spanish motherfuckers’ y lanza su reconocible micro rojo a un público que tardará en olvidar la recuperación de un ídolo que parecía perdido.
FUENTE: www.mariscalrock.com