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Tras él paso de Depeche Mode por España, pocos conciertos de amplio alcance son ya los que vamos a asistir en lo que queda de año 2.009. Uno de ellos será el de Joaquín Sabina, al que culturaencadena.com asistirá, por amar las rimas del poeta y por la figura en sí de tan dicharachero artista.
En los últimos días Joaquín ha estado presentando su nuevo disco y gira, y en las distintas apariciones públicas, hay dos cosas que ha dicho que queremos destacar. Por un lado, la insistencia en que esta será la última gira de grandes recintos que hace, confirmando lo quemado que anda ya hace tiempo de subir al escenario. Ya le costó horrores en la anterior ocasión con "Alivio de luto" (la primera gira que hacía tras el susto del ictus, que cambió su vida), y lo repite ahora, sentenciando este tipo de conciertos de masas.
Y por otro lado, y no menos significativo, el hartazgo de cantar siempre las mismas canciones y que el público solo quiera aquellas que quiere corear. En conferencia de prensa, Sabina saludó también el "lujo" de poder cantar solo en su nueva gira, dado que el público desconoce las nuevas canciones de su disco, que incluye caricaturas, manuscritos y un libro sobre cómo se realizó.
Para el cantante, "el público es conservador y sólo quiere escuchar lo que se sabe, que también lo habrá, pero primero se tendrá que tragar otras canciones".
Por último, esta es la nota de prensa aparecida en ELPAÍS.COM acerca del inicio de la nueva gira, que dio inicio el pasado viernes en Salamanca.
Un público entregado desde los primeros acordes de Tiramisú de limón, canción con la que este viernes arrancó su nueva gira en Salamanca, se rindió al mejor Sabina en un concierto en el que el cantautor cautivó a incondicionales de todas las edades con temas nuevos y de anteriores discos. Es su último tour en grandes espacios, que le llevará a más de un centenar de escenarios de España e Iberoamérica.
Con diez minutos de retraso sobre el horario previsto, Joaquín Sabina empezó dedicando el concierto, en especial la canción Cristales de Bohemia, a su amigo Benjamín Prado, con quien gestó el nuevo disco. Dos horas para una actuación que fue acelerando el pulso de los asistentes hasta llegar a las cotas más altas con algunas de sus canciones más conocidas, como Princesa, y continuar con el tema que da título a este último trabajo, Vinagre y rosas.
La inconfundible voz ronca y rasgada del cantautor consiguió en pocos minutos hilar con sus seguidores en la capital salmantina. Adolescentes entregados a un músico peculiar, jóvenes que han crecido al son de sus composiciones más canallas y maduros que han buscado la complicidad de un coetáneo, todos al unísono entonando sus canciones.
El concierto de Salamanca fue diferente a los demás de la gira, no sólo por ser el primero sino también porque la mayor parte de los asistentes desconocían las canciones de éste último disco, lo que aprovechó el músico de Úbeda para cantar solo, "que es un lujo", ha asegurado. Sabina se fundió en un escenario sobrio y sin grandes algaradas donde las protagonistas principales fueron sus canciones y su particular forma de conectar y transmitir al público el trasfondo de sus poéticas composiciones.
Vinagre y rosas, un disco extenso de 14 temas, supone la vuelta a la acción del cantante tras un silencio que duraba ya cuatro años tras Alivio de luto. En este regreso ha contado con la colaboración del grupo Pereza, buscando el "lado chulo y roquero de barrio" de los madrileños.