Espectacular. Incluso este calificativo se queda corto para describir lo que sucedió el pasado sábado 20 de octubre en el palacio de los deportes de Madrid. A las nueve y media de aquella noche, a propósito del lanzamiento de su nuevo disco, The 2nd Law, el grupo británico Muse nos impresionó una vez más con su maravillosa música, su original show y su perfecta ejecución en directo.
Una prueba de su talento fue el hecho de que las entradas se acabaran media hora después de sacarlas a la venta. Afortunadamente (si no muchas personas, yo entre ellas, no podríamos haber asistido), unas semanas antes del concierto sacaron nuevos tickets sólo para los usuarios de su página web. Al principio, al ver que las nuevas zonas disponibles se situaban prácticamente detrás del escenario, mucha gente se quejó por pensar que habían sacado una porquería de entradas, desde donde se iba a ver nada. Mi alivio llegó cuando me senté en mi sitio, desde donde podría ver a la perfección las caras de los miembros de uno de los mejores grupos de los últimos tiempos...
Para amenizar la espera, The Joy Formidable, los teloneros, nos hicieron disfrutar de un rock genuino y personal. Además, era el cumpleaños del batería del grupo, lo que lo hizo más íntimo.
La actuación de Muse empezó con The 2nd Law: Unsustainable. Unas luces rojizas iluminaron un escenario casi vacío. Sólo Morgan Nicholls, miembro de apoyo del grupo, se encontraba en él, en frente de un sintetizador. En unas pantallas en forma de semicírculo que recorrían el borde del escenario, apareció la presentadora de informativos del videoclip de la canción. Por una escalerilla en la parte de atrás, subieron: Chris Wolstenholme, Dom Howard y, por último, Matt Bellamy. Todos se situaron alrededor de la batería (menos Dominic, que es el percusionista, no sé si me explico…), situada sobre una plataforma con pantallas en todos sus lados. Durante toda la canción, apenas se movieron por el escenario, simplemente permanecieron en sus sitios alrededor de Dom (bueno, Bellamy se movía un poco, dando un paso hacia adelante, otro hacia atrás… Pero básicamente porque no puede estarse quieto…).
Fue ya en la segunda canción, Supremacy, cuando Chris y Matt se separaron de la batería. Tras una potente intro, la voz de Matt Bellamy empezó por fin a oírse en el palacio de los deportes. El cantante se movía de manera elegante (aunque esto le duró poco…), y llegó perfectamente a las notas más altas. Esta era una de las canciones más esperadas por mí, y debo reconocer que fue una muy buena interpretación. A continuación, Interlude (de Absolution) dio paso a la siguiente canción: Hysteria. En el solo de guitarra, Bellamy acabó de rodillas por primera (pero no última) vez durante la actuación, provocando la histeria de sus seguidores. Moviéndose siempre al ritmo de la música, eran muchas las ocasiones en las que parecía estar conteniendo sus ganas de ir saltando y corriendo por el escenario. Con una original adaptación de guitarra, dio por terminada la canción.
Fue en este momento cuando una enorme pirámide invertida de pantallas de led apareció por encima de sus cabezas como por arte de magia. Aprovechando este despiste, empezaron a tocar Supermassive Black Hole. De nuevo en esta canción, Matt acabó cambiando el solo, haciéndolo más electrónico.
A continuación, animó al público a dar palmas para darle la bienvenida a Resistance. Aunque al ser más reciente aún no se ha adaptado al directo, a mí me pareció una interpretación bonita y emocionante, y supongo que las 16000 personas que la coreaban a todo volumen pensarán lo mismo que yo. Al final, el cantante se dejó caer de nuevo de rodillas, como dejándose vencer por la canción ya agonizante, sobre una plataforma justo en frente del público. Cada vez que veo este video, me dan escalofríos…
Para animar de nuevo la velada, la línea de bajo de Panic Station dio paso al tema. En las pantallas, una especie de monstruillos funky de color morado bailaban al ritmo de la música. Fue una buena interpretación, incluso pese a que Bellamy tuviera algún tropiezo… Literalmente. Durante el solo, al subir las escaleras de la plataforma situada al lado del escenario (casualmente el lado en el que yo estaba), Matt se tropezó y cayó de boca al suelo, aunque pudo poner las manos antes de darse de bruces. En seguida siguió tocando la guitarra y se levantó, en su cara una sonrisa que quería decir “estoy bien”. De cualquier manera, una caída sin importancia, en peores situaciones se ha visto…
A continuación, Animals, según él una de las canciones más difíciles de cantar en directo, debido a su polirritmia. Pese a esta dificultad, supieron llevarla más que bien.
Mientras que otro de los miembros más importantes del grupo, el piano, subía en una plataforma, Bellamy cedió el protagonismo a Dom Howard y Chris Wolstenholme con Monty Jam. Explorers se encargó de volver a calmar el ambiente. La siguiente canción fue toda una sorpresa. Después de más de diez años sin tocarla, el líder del grupo anunció que era el momento de Falling Down. Una canción que me recordó a los tiempos en los que la guitarra de Matt estaba decorada con cinta aislante y Muse era otra banda cualquiera formada por tres jóvenes que jugaban a ser estrellas del Rock. Sin duda, la que menos habría esperado que fueran a tocar en directo a estas alturas. También desempolvaron Host (sólo el primer minuto), un b-side de Cave, otra de las poco esperadas (a no ser que hubieras visto el setlist de sus dos conciertos anteriores…), que sirvió como introducción a Time is running out, una de las más coreadas.
Entonces llegó el turno de Chris, con una de sus dos canciones: Liquid State. Para que todo el mundo le viera, se puso bien cerca del público. Aunque al principio Matt Bellamy tocaba la guitarra detrás de Dom, para que el bajista fuera el centro de atención, no pudo resistir pasearse por el escenario e, incluso, dedicarnos un “headbanging” en toda regla (espectacular…). Fue una buena interpretación, al fin y al cabo Wolstenholme está acostumbrado a cantar en directo los coros.
Cuando terminó, Bellamy se colocó sus gafas de sol Tecno (en las que iba apareciendo la letra) para interpretar madness. Al terminar, se deshizo de la guitarra para cantar Follow me en la que, al principio, sostenía un pequeño prisma de cristal que transformaba la luz que le llegaba de atrás, convirtiéndola en muchas lucecitas de colores que salían despedidas hasta el final del recinto. El resultado: una pasada. La siguiente de la lista fue Undisclosed desires. En la segunda mitad de la canción, bajó del escenario para poder saludar a los afortunados de la primera fila.
Seguidamente, el ensordecedor sonido de Plug in Baby inundó la atmósfera. Todo el Palacio de los deportes cantó este himno a todo volumen, lo que pareció encantar al grupo. Al finalizar, en las pantallas apareció una especie de ruleta en la que aparecían dos canciones: New Born y Stockholm Syndrome. Pareció ser el turno de la primera. Personalmente, me hubiera encantado poder escuchar Stockholm Syndrome en directo, pues es una de mis favoritas, pero debo reconocer que a New Born le tengo demasiado cariño, al ser la primera canción de Muse que me gustó. Lo que me llamó la atención del caso es que la tocaron sin piano… Hum….
Cuando terminó, Bellamy demostró que había enseñado a su guitarra a cantar como él cuando tocó el riff de Township rebellion de Rage against the machine, (una de sus mayores influencias) mientras la pirámide de led se tragaba a los miembros del grupo.
El primer bis empezó con The second Law: Isolated System, aunque durante todo el tema la pirámide no se levantó. Cuando terminó, Matt y Chris aparecieron como por arte de magia a ambos lados del escenario y empezó a sonar Uprising. En las pantallas, aparecía Dom haciendo artes marciales o algo así, muy raro… A mitad de la canción, la pirámide por fin se levantó, dejando ver a Howard y su batería. Éste, se había cambiado de ropa y ahora llevaba una especie de mono rojo (lol). Al finalizar, el sonido cowboy-alienígena de Man with the Harmonica empezó a escucharse. Mientras Chris la tocaba, Bellamy parecía entretenerse con una especie de aparato plateado que reflejaba la luz de los focos, y al que daba vueltas sin parar. Esta canción sirvió, como siempre, de introducción a Knights of Cydonia, en la que la gente cantó a pleno volumen y saltó tanto que parecía que las gradas se iban a caer, al fin y al cabo es otro de sus himnos…
En el segundo bis (en el que Dominic se volvió a cambiar de ropa, esta vez llevaba puesta una camiseta de la selección española con su nombre), starlight sirvió para bajar un poco la temperatura antes de Survival, la última canción de la noche.
Sin duda alguna, un conciertazo, con una interpretación maravillosa, como siempre, por parte de todos los miembros del grupo. Una de las cosas que me di cuenta era que el cantante casi pasaba más tiempo en los pasillos laterales del escenario que en el escenario en sí, desde donde la gente de pista podría verles mejor. Seguramente supiera quiénes éramos los que estábamos allí, usuarios de su página web que no pudieron conseguir entradas a la primera. Para aquellos que piensen que Muse ya no es lo que era, les recomiendo que prueben a ir a alguno de sus conciertos. Para los interesados, durante el concierto anunciaron que volverían este verano. Bellamy no hacía más que moverse de un lado para otro, brincar, dejarse caer en el suelo… También me llamó la atención su comportamiento: en ocasiones, se movía con movimientos elegantes, podía estar arrodillado en el suelo pero con glamour, de una manera que te hacía pensar “qué grande…”. Sin embargo, en otras parecía uno de esos niños que se suben a una plataforma y se sienten como auténticas estrellas. No sé si fue por ser uno de los primeros conciertos de su tour, pero hay que decir que fueron muy generosos a la hora de cantar las notas altas, sin recurrir demasiado a los coros del público (lo que, en espectáculos de otros grupos, te hace pensar que estás más en un gran karaoke que en un concierto). Además, hay que recordar el espectacular show que llevan, todo sin aumentar demasiado el precio de las entradas… Lo que está claro es que este grupo disfruta con lo que hace, que es muy importante para que nosotros podamos disfrutar, que digan lo que digan a ellos le resbala con tal de pasárselo bien, un grupo que se supera en cada nueva gira y que ha demostrado ser uno de los mejores de los últimos tiempos.