Image by Antonio Marín Segovia via Flickr
Llegó el momento que tantos burgueses y acomodados esperaban, y desde ayer hay una palabra que todos los políticos, periódicos y los auto-proclamados "gente de bien" utilizan como el agua: se trata del término DEMOCRACIA. Todos se escudan en ella. Todos la nombran. No hay periódico que no saque una editorial hablando de las normas de la democracia.
Unas normas, las de la DEMOCRACIA, que se saltan todos por el forro, constantemente, y lo saben. También lo sabemos (ahí está la diferencia).
Sin embargo, no hemos visto a ningún político, periódico, tertuliano o "persona de bien" condenar según qué hechos (lean el artículo "Por Qué?"). Que no nos vengan ahora con la defensa lamentable de la democracia.
Los indignados han perdido credibilidad. Está claro. Queremos agregar que todos los citados la perdieron hace muchísimo tiempo. Y por supuesto, que no hay quien se crea que vivimos en una democracia, incluso los que en las últimas horas la defiendan y repiten hasta la saciedad.
Da igual si en las últimas elecciones se presentaron políticos imputados a las urnas. Da igual si ningún culpable de la crisis ha tenido que afrontar un juicio. Da igual absolutamente todo. Nadie va a hablar de la democracia en esos casos.
Ya hemos tocado el tema de la crisis, de los bancos, de la corrupción, de la contraeconomía, y todos los etc posibles.
Vamos a hablar de otros puntos de la demogogia existente en los próximos días:
Sanidad, Educación y Justícia no funcionan. Como para todo, hay que tener enchufe, o suerte en el mejor de los casos, para que cualquiera de estos tres elementos básicos de cualquier "democracia" , digo, demogogia, te sirva, beneficie, o resulte. No hay igualdad entre ciudadanos, ni posibilidad de hacer absolutamente nada a no ser que seas "hijo de", y por lo tanto, ni intentemos hablar de democracia. De hecho, todos sabemos que, para todo, hay que conocer a alguien, y disponer de ciertos elementos básicos para tener más influencia que el resto. Todos sabemos que no vivimos en una democracia, ni de coña.
Pongamos pequeños ejemplos porque siempre hay que aportar datos, aunque todo el mundo debería ser consciente ya: Dicen las cifras oficiales (sumen ustedes unas muchísimas más como de costumbre), que varios cientos de miles de españoles esperan para una intervención quirúrgica. Algunos de estos ciudadanos serán intervenidos de inmediato (los que tengan suerte, enchufe o pasta) y otros tardarán mucho en serlo.
Sanidad y las comunidades autónomas maquillan los datos de las listas de espera, llamando cuando los pacientes están de vacaciones, porque saben que no encontrarán a muchos en agosto, por las vacaciones (una de las mejores herramientas del sistema que el ser humano no ha podido aún detectar puesto que está tan necesitado de la desconexión que da viajar, patético por otra parte, que ni lo contempla). Prometen datos que no se pueden contrastar con la realidad, se retardan los diagnósticos, e incluso hay gente que muere de cáncer sin poder ser atendida.
Algunos ciudadanos se han dado cuenta de algunas de las trampas de Sanidad, y están empezando a irse a las mútuas privadas e incluso a empadronarse en otras comunidades autónomas. Estos servicios ciudadanos los tramitaba el Estado anteriormente, pero al no asegurar la igualdad entre los ciudadanos, fueron transferidas a las diversas comunidades autónomas. Lejos de encontrar una lógica o una igualdad, como cualquier progreso que nos venden y que el ciudadano compra (significado real de esta demogogia, que permite al ciudadano intervenir en el modelo de Estado), la cosa ha ido a peor. No hay igualdad ni de medios, ni de número de camas por ciudadanos, ni de nada, entre las distintas comunidades autónomas.
Más pequeños ejemplos: La nueva Ley de Dependencia fue elogiada por todos. Sin embargo, la realidad del tema sigue siendo muy defectuosa, como todo. Simplemente ha sido una ley más de los que algunos se benefician totalmente (una vez más los que han tenido suerte, han sido listos, o han gozado de diversos favores). El resto, como siempre, ha tenido y sigue teniendo muchos problemas a la hora de ejecutarla y de beneficiarse de ella.
Y así podríamos seguir con los numerosísimos juicios pendientes, la diferencia entre las distintas educaciones que se dan en cada comunidad autónoma (todas marcadas por el interés de los que mandan en cada territorio).
¿Democracia? ¿Igualdad para todos?
Ni hablar. Simple y pura DEMOGOGIA.
PD. Todo esto ocurre desde mucho antes de la crisis, no vayamos ahora a culparla de todo.