New Age guru Busker (Photo credit: avlxyz)
22 de diciembre de 2012. El mundo no terminó...
... aunque todo fue un error, un malentendido, una mala interpretación del calendario maya. Era tan sólo un nuevo amanecer, una nueva era, ya lo decían los más listos...
Se equivocaron todos, menos los más listos, que ya lo decían: se trataba, en realidad, de una nueva era de renovación, de aprovechar la experiencia del pasado para no cometer los mismos errores y aprovechar los pocos aciertos que haya tenido la humanidad en los últimos tiempos, e intentar construir un nuevo mundo, una nueva sociedad, una nueva forma de entender las cosas...
Todos los cambios de era proponen y promueven un mundo más sensato, con mejores valores, con más espiritualidad y como una oportunidad para cambiar... siempre a mejor. No hay ninguna nueva era que proponga lo contrario. Sería absurdo pedir que, en una nueva era, el ser humano fuera menos espiritual, cometiera más errores, mintiera más, o que no tuviera tantos y tan buenos valores. No imagino ese día.
Una fecha oportuna
La verdad es que la fecha ha estado bien buscada. Ese capicúa constante, 21-12-2012, ha caído en viernes antes de Navidad. Teniendo en cuenta que lo más inmediato es un fin de semana que viene acompañado, de inmediato, de la Nochebuena y la Navidad, es posible que notemos algo: durante estos días, las buenas intenciones de cada individuo suman más que las ofrecidas durante el resto del año, así que algunos podemos incluso llegarnos a creer que, en efecto, empieza una nueva era.
Si a esto le sumamos que, a continuación, llega el año nuevo, donde todo el mundo promete hacer todo aquello que no ha podido cumplir durante el año pasado, y la gente se desea un feliz año nuevo, con más razón podemos empezar a pensar que el calendario maya ha acertado con esta renovación espiritual.
Pero el calendario no deja de ser favorable: luego llegan los Reyes, y justo a continuación, el primer lunes de enero, este año justo después de Reyes, el día 7, aquel en el que el ser humano empieza a cumplir todo aquello que se propuso para el nuevo año: apuntarse a un gimnasio, hacer dieta, y ese largo etc... de cada año.
Pero sin irnos muy lejos, ¿podemos imaginar como estarán las cosas el 1 de febrero? Que alguien vaya preparando otro calendario, otro fin del mundo u otra renovación de intenciones: la necesitaremos.
Sin salida.
Quizás el ser humano ya no tenga remedio, aunque puede que, en lugar de ir creando apocalipsis, renovaciones, fiestas de fin de año, nuevas temporadas, navidades y demás ficciones, pienso que las cosas irían de otra manera si hiciéramos un buen estudio de lo bueno de los pueblos originarios, puesto que la sabiduría de la experiencia y de estas culturas tan ricas y en concreto, de algunos conceptos que tenían de la Tierra y de la naturaleza (que tampoco dista tanto de la relación que nosotros teníamos hace no tantos años, pues no olvidemos que aún formamos parte de la Naturaleza, que algunos elementos como el clima y las estaciones del año siguen afectándonos).
Mientras ayer había ritos y celebraciones de renovación en algunas partes del planeta, de final de una era, e inicio de otra, fijémonos cómo lo ha interpretado la sociedad 'moderna': lugares concretos para refugiarse, kits de supervivencia y todos los medios de comunicación aprovechando el tirón del apocalipsis. Resumiéndolo rápido, una sociedad especialista, sobre todo los Estados Unidos, en aprovechar la industria del miedo. Todo lo que tenga que ver con el miedo, es negocio.
No era el fin del mundo, sólo una nueva era. Los más listos ya lo decían. Pero eso no vendía periódicos ni da visitas en internet. Era mejor hablar del apocalipsis, hacer listas de canciones apocalípticas, cine y libros apocalípticos, y estudios científicos de todo a 1 euro.
Este es, en realidad, un pequeño ejemplo del mundo 'moderno' que tenemos: el resto ya lo conocemos, y no hace falta citarlo. Y no hay Dios, por muy apocalíptico que sea, que lo cambie. Después de la tregua navideña, todo el mundo, de nuevo, a cara de perro.
22-12-2012: Del fin del mundo a la nueva era, y de la renovación a la utopía, para que al final todo siga igual o peor que antes.
"El Sarkas"