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Todos sabemos que el fútbol, entre sus muchas funciones sociales, es una forma de escapismo de los individuos ante las vidas cotidianas, siempre tan cargadas de tensión. Una escapada de la realidad. Y anoche lo siguió siendo, pero también dibujó diversas realidades de nuestro país, algunas de las cuales queremos apuntar en este artículo, por significativas:
Realidad geo-política: La final se jugaba en Valencia, campo neutral para ambas aficiones, la del Barcelona y la del Real Madrid. Los que se trasladaron desde Barcelona, tuvieron que pagar unos 30 euros de peaje en la ida, y otros 30 en la vuelta. Los aficionados del Real Madrid pudieron disfrutar de un trayecto libre de peajes. Un primer dato objetivo a tener en cuenta, le pese a quien le pese.
Realidad nacionalista de nuestro país: sonó un himno, el de España, que enorgulleció a unos, y molestó a otros. Tan respetable es una cosa como la otra. La coincidencia es que ambas actitudes son nacionalistas, le pese a quien le pese.
Realidad futbolística: mucho se ha hablado este año de que era totalmente perjudicial que dos equipos coparan la atención en nuestro país, debido, sobretodo, a su poder económico y a sus ingresos televisivos. Ayer todo el mundo se llenaba la boca de que tenemos el mejor fútbol del mundo, y la única verdad es que este partido fue seguido por más de 140 países, en directo. Las audiencias en nuestro país serán, seguro, millonarias: es una realidad. Cualquier otra final no hubiera despertado el mismo interés. De nuevo, le pese a quien le pese.