Quien dice que no se casa con nadie, también lo afirma para siempre. Y en CEC no nos casamos con nadie, ni con nada.
Al igual que en su día apoyamos a Podemos como una alternativa política real a la misma mafia de siempre, hoy, y lejos de un calentón, repasando concienzudamente los últimos acontecimientos relativos a esta formación, tenemos que afirmar, los arriba firmantes, que Podemos ya es un partido como los otros.
A pesar de que aún no tiene corrupción ni el nivel de imputados suficiente porque aún no ha tocado el poder, ni disfruta de financiación ilegal, así podemos afirmarlo. No hace falta verles llegar a esos extremos: Podemos considerar ya que Podemos fue una pequeña e incómoda revolución en el mercado político, que supo recoger muy bien el espíritu del 15-M pero que, posteriormente, lo sacrificó en pos del pragmatismo. Un soplo de aire fresco que nos entretuvo durante un tiempo. Pero ya no nos lo creemos.
Ellos fueron quienes denunciaron la vieja política, y ellos fueron quienes levantaron la bandera de la nueva política. Por lo tanto, si empiezan a hacer cosas típicas de la vieja política, pierden toda la credibilidad. Y han empezado. De hecho, llevan ya unas cuantas.
- Pablo Iglesias era el lider, la imagen, el hombre que atizaba a la vieja política con su discurso contundente.
- El disidente Monedero era un miembro ideológico de importancia.
- Errejón era el pensamiento reflexivo, calmado, pero también contundente.
Todos aspiraban a una sociedad nueva, a una forma de política diferente, transparente y más justa, y es por esto mismo que no puedes cometer los mismos errores que otros han cometido durante años.
Y ohhhhhh sorpresa... Llegaron los momentos problemáticos, la hora de tomar decisiones, ¿y qué pasó? Que todos intentaron protegerse y esconderse, y asomaron las primeras grietas. Llegaron las contradicciones, las rebajas del programa, el pragmatismo, las mentiras y, en consecuencia, la vieja política al nuevo grupo de Podemos.
Nos importa más bien poco aquello de lo que se les acusó. No vamos tampoco a bailarles el agua a aquellos que les persiguieron, pero las distintas reacciones fueron una amarga decepción. Solo pondremos un par o tres de ejemplos, muy irritantes.
El fraude de Monedero fue claro: en lugar de admitirlo y echarle del partido inmediatamente, como iba a hacer esta nueva política, el gran lider Iglesias estuvo mareando la perdiz, contribuyendo a la confusión y negando lo innegable, al más puro estilo casta.
Pero eso no fue lo peor: cuando Monedero se fue por su propio pie, tras no quedarle más remedio, el gran lider Iglesias, en lugar de admitirnos lo sucedido, nos hizo una gran rebaja: "Monedero era un intelectual que necesitaba desplegar las alas y un partido se le hizo pequeño". Mentira, tratar a la gente de imbécil, y rebajarse a... ¡LA VIEJA POLÍTICA!
No solo rompió su propio relato, sino que volvió a considerar como intelectual a alguien que, cuando nos dio explicaciones, nos las dio muy lejos de la intelectualidad, no sabiendo, supuestamente, como declaraba 450.000 euros, si como persona física, o como empresa. No, Pablo, tu amigo Monedero no es un intelectual, precisamente porque no sabe como poner en circulación ideas que puedan ser seguidas por nadie. ¿Qué concepto de importancia ha realizado este señor?
Pero lo peor de todo, Pablo, fue que nos ninguneaste durante todo el periodo de duda, y también cuando finalmente se fue. No te atreviste a decirnos la verdad, y a admitirnos que algo había pasado, y eso, precisamente eso, es lo que se llama vieja política. Todos podemos cometer un error, pero solo los mejores pueden admitirlos.
Como segundo ejemplo, tras las elecciones andaluzas, Podemos Andalucía pensó que era conveniente hacer una cosa, y Podemos Madrid pensó otra cosa muy distinta. ¿Pueden estas prácticas ser más tradicionales?
No, como siguiente ejemplo, no nos vamos a ir a lo mal gestionado que fue el anecdótico tema Errejón. Vamos a ir directamente al programa que éste también defendía. Sí, en pasado.
Un programa que triunfó en las elecciones europeas del año pasado, por lo atrevido y diferente que era, y que ahora está rebajado a unos mínimos inaceptables. No solo en cuestiones económicas, sino de todo tipo. Pero no solo están rebajados, también están desaparecidos.
Y es que algunos de ellos, que se han minimizado hasta límites escandalosos, ya no pueden encontrarse ni en su página web: los enlaces a algunos de los puntos que han cambiado están rotos. Solo hay que coger el programa anterior, el de ahora y hacer las comprobaciones para darte cuenta de que estamos ante otra tomadura de pelo.
Sí, Podemos ha resultado ser otra estafa de la vieja política y a los arriba firmantes ya no nos interesa. Han desaparecido muchos de los signos que identificaban a Podemos, cambiándonoslo, a lo trilero, por un pragmatismo calculado.
Pablo, te has cagado. Será que NO PODEMOS.
Y una vez hecha esta conclusión, miramos a un lado y a otro, para ver a quien votamos, si es que votamos. Por supuesto, el panorama es desolador.
Ante la vieja política que nos vende nueva política por liebre de Podemos, tenemos diversas patéticas opciones:
1-. La vieja política vendiendo las mismas mentiras de siempre, con los Dinosaurios y tiburones políticos de toda la vida.
2-. Un grupo de jóvenes Ciudadanos que dicen que van a hacer el cambio, pero que todos sabemos que están deseando pactar con la vieja política. No solo eso, sino que no saben con qué vieja política pactar. Es decir, no saben ni lo que quieren ser de mayores.
3-. Partidos que no tienen ninguna posibilidad de ganar y, por lo tanto, tampoco de cambiar absolutamente nada, por más loables que sean sus causas.
4-. Votos en blanco, nulos, etc... que contribuyen a hacer ganar a una de las lamentables opciones anteriores.
Y lejos de la cacareada recuperación económica que solo afecta a los de siempre, la crisis social, económica y de valores de nuestra sociedad continúa.
Ante todo esto, nos preguntamos: ante las elecciones del 24 de mayo, ¿qué hacemos?: ¿Votar... o no votar?
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