Lo que está claro es que de fenómeno deportivo se está transformando cada vez más en un fenómeno mediático y económico, con una serie de contratos y de patrocinios a la base de su desarrollo, ya que sin bases económicas hoy en día no hay ni espectáculo ni negocio.
Es por eso que cuando hablamos del fútbol moderno, y sobre todo de las competiciones más importantes a nivel de clubes y de selecciones, es importante tomar nota de las inversiones de los clubes y, sobre todo, de las entradas por los derechos televisivos de la Champions League, la manifestación más importante y prestigiosa del fútbol mundial por lo que concierne a los clubes.
Participar en la Champions League no es solamente una cuestión de prestigio sino sobre todo una manera para incrementar los ingresos y poder seguir en la élite del fútbol europeo. Si bien algunos clubes de nivel medio-alto necesitan más estos ingresos, también los grandes clubes viven de ellos. Eso porque, además de los elevados precios de la entradas en los estadios que alojan esta competición, que varían de equipo en equipo pero suelen ser un lujo para los hinchas, la retransmisión de los partidos por televisión es la primera fuente de ganancia de muchos clubes.
Con los precios del mercado de fichajes cada vez más altos y disparados, está claro que cada entidad necesita estar a la altura del sueldo que piden los mejores futbolistas. Casos como los de Cristiano Ronaldo y Lionel Messi, dos de los jugadores más pagados del mundo, menos la excepciones del fútbol chino, son elocuentes: estos jugadores han renovado varias veces los contratos respectivamente con el Real Madrid y el Fc Barcelona porque al ser los mejores tienen que tener los sueldos más altos,e incluso para no ser cautivados por otros clubes poderosos.
El caso de Neymar es, en cambio, el del jugador que abandona una gran entidad como el Barça para recalar en el Paris Saint Germain, un equipo todavía por hacerse y sin un gran currículum europeo. Pero los 30 millones de ficha anual han sido una cifra convencedora, añadidos a los 222 millones de cláusula pagados al club catalán.
Jugar la Champions es entonces fundamental, como demuestra el reparto de las ganancias. Basta con pensar que solamente con participar a la fase de grupos de esta competición un equipo cobra 12 millones de euros, más 1,5 por victoria y 500mil por empate. Ganar la final de esta competición supone, en cambio, un premio de 15 millones de euros y en general, calculando todos los posibles beneficios, el club que termina siendo campeón puede embolsar alrededor de 60 millones de euros. Es decir dos veces la ficha de Neymar. Es por eso que la Champions no es solamente una cuestión de prestigio deportivo.