Lo has visto, no hay nada, de lo que tanto odiabas, lo he cambiado todo de lugar, espera, aguarda, nunca valoras nada. (...) Ya no se quien soy , tan sólo sé que hay más luz de la habitual.. (..) No lo hagas, no lo hagas.. por que me das la espalda? Lo he cambiado todo de lugar.. labiosdenicotina.blogspot.com/2010/07/dia-10-tengo-que-co... (Photo credit: Wikipedia)
Partiendo de que la vida es un estado de la mente personal e irrepetible que además está condicionada por la genética desde antes que nazcamos, el medio donde crecemos y de dónde nos formamos a lo largo de nuestra efímera existencia, con la educación recibida por padres, profesores y demás inputs "educadores" que sólo nos muestran lo que ellos quieren de la parte de la realidad que ellos conocen, podemos deducir que, de entrada, la cosa ya no pinta muy bien, puesto que la distorsión ante la percepción de cualquier tema, concepto o será considerable.
Si a ello le sumamos las vivencias, traumas y experiencias que vamos acumulando y que nos siguen condicionando en la manera en que pensaremos y actuaremos posteriormente sólo podemos llegar a la conclusión de que en el fondo todo es mentira o nada es verdad. Una vez entendido el funcionamiento y el concepto de ello, los que llegan a tal conclusión y no siguen creyendo en sus verdades absolutas e irrefutables ya están preparados para la teoría de la relatividad.
Teniendo claro que todo es relativo y que nunca nadie niega estar en lo cierto, ya somos conscientes de que la única solución posible es el autoengaño para respirar tranquilos. De hecho es bastante triste no poseer en ningun momento la verdad de algo, pues por mucho que nuestra intención sea próxima a la transparencia o la coherencia sabemos que no es aplicable para quien no se ha autoconvencido de la misma manera. Aunque siempre habrá gente abierta de mente para su bien o mal, ya sea para dudar o aprender en el intento, y que a pesar de que tampoco les lleve a ningun sitio como mínimo si puede enriquecer la mentida.
Como ventaja el no poder afirmar con seguridad nada supone que hayan infinidad de gustos, colores, pensamientos y creencias y además que nadie pueda negar dicha evidencia; entonces quien etiqueta lo que es politicamente correcto/incorrecto por ejemplo?, en base a que verdad puede hacerlo y mas cuando el adverbio en si procede de un concepto tan sucio como política, que de por si ya implica el arte de mentir por excelencia de la manera menos inteligente posible.
El hecho de que todo se perciba y se piense de distintas formas según cada individuo relativiza tanto las cosas que ya podemos hacer y deshacer y que digan misa. Ser consecuente con la inseguridad que supone ello hace que nadie nos pueda convencer de lo que tan seguramente cree; pues la seguridad no deja de ocultar la inseguridad que le proporciona al individuo asumir la duda y la mentida de todo lo en lo que cree a ciegas, sin duda la peor manera de creerse algo.
El autoengaño es básico, el cerebro está tan desaprovechado que es muy fácil creer que lo estamos engañando sin darnos cuenta de ello y tomando dicha mentida como una aparente verdad. Ese autoengaño nos da una falsa seguridad que nos convence acerca de lo que sea, pero el cerebro siempre nos acaba ganando y nos lo deja todo por los suelos a medida que van fallando las cosas, pero nosotros insistimos y volvemos a autoengañarnos, para así convencernos de lo que haga falta. La convicción con que lo hagamos y lo creemos nos hará patinar más o menos a conciencia.
teoría de la relatividad (Photo credit: ruurmo)
Para reforzar ese autoengaño hemos de transmitirlo a otros seres que nos reafirmen nuestra posición y como sabemos que por probabilidades habrá alguien que se autoengañe más o menos al estilo nuestro ya nos servirá momentaneamente, aunque ello a la larga todavía lo empeore más. El no sentirse identificado con nadie para compartir ideas similares nos deja en paños menores y demasiados aislados como para que el autoengaño funcione.
Luego están los que venden humo, que se autoengañan peor que cualquiera porque creen poseer el don para engañar a los que son incapaces de autoengañarse como ellos y tienen que reforzar su postura ante los ojos de cualquiera. Pero siempre se les acaba viendo el plumero tarde o temprano, asi que no hay que preocuparse mucho del tema, sólo es questión de tiempo.
Todo el mundo miente (y se miente a sí mismo) y nada es lo que parece (simplemente el cerebro nos confunde), o sea que no nos creamos tanto a ese órgano que tanto nos manipula, nos engaña y nos tortura continuamente, que tantas satisfacciones ilusorias nos produce y que nos hace crear planes de futuro que no dejan de ser un vacío absoluto; pero lo jodido tambien es que eso que dicen que hay que aprender del pasado sólo sirve hasta cierto punto, porque el mismo pasado nos condiciona en la manera de autoengañarnos; segun los palos que nos llevemos pensaremos de una manera u otra.