- Hola, ¿José Javier?.
- Sí, soy yo (ansioso, esperando la llamada de una secretaria que me cita para una entrevista de trabajo)
- Le llamo de cnksdc (lo dicen muy rápido, casi para que no te enteres), ¿mañana puede venir a las 11:30 para una entrevista?
- ¡Sí! ¡Por supuesto! (Me creo el rey, el amo).
Estás un día contento, feliz porque al fin alguien ha recibido tu correo, alguien ha leído el curriculum y, como no esperabas, ha habido suerte. Así que al día siguiente te levantas feliz, esperanzado de que las cosas salgan bien y te diriges hacia el que ojalá sea tu futuro centro de trabajo. Por dentro piensas que las cosas tampoco están tan mal, que el que no encuentra algo serio es porque no quiere. "Yo acabo de enviar seis o siete curriculums en media hora y ya me han llamado de un sitio", piensas. Así que buscas la dirección, te presentas allí y lo único que ves es un cartelito, ni siquiera eso, un folio con letra grande, en negrita, donde pone el nombre de la empresa que tú, por supuesto, ni conoces. Más que nada, porque no es una empresa, sino unos intermediarios que se dedican a vender contratos. Pero eso ya lo explicaremos más adelante.
Llegas a la recepcionista, explicas lo de la llamada y te piden el curriculum, que tú entregas encantado. Pero empiezas a ver cosas raras, como por ejemplo que ese no es un sitio de trabajo normal y corriente. En todos los locales, si les preguntas, te dirán que se acaban de trasladar y que están en expansión. Que a ellos no les ha afectado la crisis. Te lo dicen con una sonrisa, y entre eso y tus ganas de encontrar un lugar estable donde trabajar, accedes a la entrevista con el 'gerente'.
- Muy buenas, ¿para qué puesto estabas interesado?
- El de relaciones públicas, promotor.
- Perfecto. Ahora nos queda una vacante para trabajar de cara al público.
- ¿Comercial?
- Exacto.
Y ahí ya te has caído con todo el equipo. De lo que ponía de sueldo fijo y horario de lunes a viernes, de 10 a 19, nada de nada majo. Cobras por comisiones, unas comisiones que al principio son golosas pero que cuando llevas trabajando ahí una semana te das cuenta de lo 'jodido' (sic) que está el tema. Y de que la gente no quiere comprar. "Tengo comerciales de tu edad que ganan entre 2.000 y 4.000 euros", te ha dicho el gerente. Pero rápidamente ves que no, y no hace falta ser un lince, porque yo no lo soy.
Si decides seguir trabajando unos días, igual descubres que ganas dinero (por experiencia propia y amigos íntimos, es difícil pasar de los 1.000 euros mensuales), pero de momento ya te han metido el gol. Has accedido a ir a una entrevista de trabajo en la que tus esperanzas se han caído al suelo muy pronto. Y eso, siempre y cuando el 'gerente' sea valiente y te suelte todo de buenas a primeras, porque otras veces se esperan a que lleves un par de días trabajando para darte la 'buena noticia'.
Hay que ir con muchísimo ojo, porque en tiempos de crisis pasan cosas como estas, en las que los 'listos' se aprovechan de los más necesitados, de los chicos jóvenes que están (estamos) buscando labrarnos un futuro mejor. Los buenas tiempos llegarán, mientras tanto aprenderemos, pero de las experiencias de los demás también se puede aprender.
Que razón teneis, en cuanto a trabajos tengo tragado de todo, desde puestos en cafeterías que te utilizaban como niñera o jardinero, hasta trabajos de 16h (si habeis oído bien) por el sueldo mínimo, sin ningún tipo de extras ni pluses ni nada que conlleve un gasto a mayores para la empresa. Hasta que no nos levantemos y les pongamos los puntos sobre las ies no vamos a tener futuro en este país y ni que decir ya del mañana que les espera a nuestros hijos...