No somos pocos los que nos hemos considerado en algún momento de la vida (o de por vida) al margen de la sociedad, criticando gobierno, humanidad, sistema, etc.
Después de escribir durante mil años quejándome de la sociedad por los valores que hemos dejado perder, articulando protestas por las injusticias del sistema, e intentando hacer ver a la gente de a pie que el pensar es un arma muy ventajosa, hoy entro al trapo para animar a los que como yo… en inicio se han declarado agnósticos y no saben/pueden/quieren salir de ahí.
La duda de creer o no en el ser humano es algo que algunos llevamos muy dentro desde que nacimos. La mayoría creímos alguna vez y acabamos por dejarlo por imposible dado que nuestras propias vidas se nos fueron en intentar defender los derechos de otros o los nuestros propios. Tuvimos que abandonar el ideal por nuestra propia salud mental.
Los que de alguna manera fuimos pensadores críticos, artistas, intelectuales y un sinfín de etcs… llegó un momento en el que simplemente dimos a la humanidad por imposible. Ese es el quid. Luchábamos solos contra un sistema que todos admitíamos que no funcionaba pero demasiado complicado de vencer en soledad.
Pues esta semana, alguien nos ha pasado la mano por la cara. Porque ya no ha sido sólo el gobierno el que ha dicho “son cuatro perroflautas” si no que hay que reconocer que los que tanto hemos luchado o criticado también lo hemos pensado en algún momento alegando que “esto no va a valer de nada”.
Hoy, quizá aquellos a los que tanto criticamos, las juventudes de hoy, nos demuestran que la cosa va en serio. Se han sentado en la plaza Cataluña y llevan más de cuatro días buscando un REAL DIALOGO SOCIAL.
No quiero convencer a nadie de nada. Ahí radica la gracia. Trato de explicar mi experiencia y lo que siento con todo esto. Por si ayuda a alguien a planteárselo. Reconozco que en inicio no me creí nada. Pero algún otro “intelectual”, “marginal” en definitiva algún otro “antisistema” con inteligencia que merece mi respeto, me explicó lo que era y como iba. Eso me hizo pensar.
Mi reacción natural fue “¿para qué, si en cuatro días van a empezar las ostias y los destrozos, qué le vas a hacer? La humanidad es así”. Sí, señor. Muy cómodo por mi parte. Cuatro días más tarde se ha demostrado que la plaza Cataluña es una interesante AGORA GRIEGA. Que no solo hay cuatro niños si no que hay todo tipo de colectivos de todas las edades: parados, trabajadores, pequeños empresarios, jubilados, amas de casa con niños, artistas, poetas y gente EN GENERAL.
Ayer me digné a ir a esta concentración. Lo hice por diferentes motivos. Pero el principal es que no puedo seguir haciendo lo que tanto hemos criticado. Necesitaba ir a ver exactamente qué se esta moviendo. Informarme para tener una opinión libre de prejuicios. Quedé en estado de shock.
Así que hoy me dirijo a la gente inteligente que hasta hoy ha estado tan cansada de que el mundo no reaccione, que ya no se cree nada de nada, como lo era mi caso. No sé cómo ha pasado, no sé ni si servirá de algo, pero tenemos la responsabilidad de utilizar esta oportunidad para contribuir al POSIBLE cambio social. Si no lo creemos, y lo juzgamos de entrada, estamos cometiendo el error que tanto antes hemos criticado.
La verdad es que vale la pena. Casi lloro de la emoción al ver el panorama. Porque ya me había convertido en un ser sin ningún tipo de fe en el cambio, en una llorica más… Allí la gente no critica porque sí, sino que están buscando soluciones, respuestas y sobretodo partiendo de un sistema totalmente horizontal. Ese es el discurso y así se ve. Si vais y decís en que podéis ayudar os dirán… pregunta donde quieras, siempre hay cosas que hacer.
Por favor, no os quedéis en la superficie de esto. De nuevo en mi vida y gracias a ver lo que está pasando en las acampadas (que dicho sea de paso, el nombre no les acompaña nada) vuelvo a creer que se pueden cambiar las cosas. La gente va a llevar flores blancas por si esta noche la policía se hincha a palos rememorando la revolucions dels clavells de Portugal. Las abuelas traen galletas a los acampados, hay empresas que han traído urinarios públicos para que se pueda ir sin problemas al baño, puedes sentarte, coger el megáfono y decir lo que quieras, que tu voz será escuchada… No hay política detrás de esto, no se habla de ello, en realidad es como si estuviéramos creando nosotros un mundo mejor, al margen totalmente, ajenos totalmente, a lo que está pasando en el sistema. Una vez has pasado por ahí, ni siquiera te cabrea lo que dicen los políticos, es como si fueran personajes de la tele que jamás existieron y que realmente poco importa ya lo que digan. Y el pensamiento es… Que vayan haciendo.
No soy estúpida. No sé lo que pasará mañana o el domingo. Igual la ola de difusión no se ha extendido suficiente, igual se empiezan a producir revueltas o haya palos y todo se acabe. Pero aquí ya no se trata de eso. Se trata de DESPERTAR. Lo de la indignación está bien, pero ahora llega la hora de actuar. Que quizá sea el paso más difícil.
Todos estos colectivos que decía de intelectuales, pensadores, etc… estábamos despiertos pero… ha llegado la hora ya de actuar y contribuir a algo que de verdad merece la pena. Cada uno con lo que pueda, escribir, ir , opinar, llevar comida, flores o fotocopias, hacer difusión de ello… Aunque el resultado sea el que sea. Por coherencia
HAY QUE ESTAR AHÍ.
Foto: @anavillasol