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Crisis nuclear en Japón, crisis humanitaria en Libia, Siria, Haití y tantos otros sitios, crisis económica en Occidente y en el mundo en general, paro, persecuciones, pobreza impuesta, radicalismo y falta de derechos fundamentales...
Pero entre toda la vorágine de malas noticias en la que estamos sumidos, hubo una buena noticia que, a pesar de que tiene casi un año de antigüedad, pasó casi absolutamente desapercibida en la mayoría de medios, tanto televisados, escritos, como en la red. Apenas pudimos encontrar un artículo en el blog de un tal JM Álvarez, otro artículo en la web RFI Español y un artículo en The Economic Times, que para algo es un periódico especializado en el tema.Y culturaencadena.com quiso reflejarlo en su página, siendo de los artículos más compartidos en facebook. Hoy lo recuperamos para una sociedad más motivada, en esta nueva sección dedicada al movimiento "Democracia Real YA":
La noticia en cuestión es que Islandia está llevando a juicio a los presidentes y grandes ejecutivos de los tres bancos más fuertes del país, por su responsabilidad en la crisis económica que sobrevino a la nación del norte de Europa en el año 2008...
Así es, amigos. Islandia, ese país pequeño, esa isla en medio del atlántico, esa nación de apenas 331.000 habitantes, con la que se cree que es la democracia parlamentaria más antigua del mundo (ahí es ná), ese lugar frío y lejano fuera del viejo continente, resulta que ha hecho lo que todos los "europeitos" no hemos tenido cojones de hacer.
Pero expliquemos el tema como es debido, no sea que nos perdamos algo:
Resulta ser que el 26/06/2010, un sábado, el 90% del electorado islandés, unas 230.000 personas (ahí es ná, bis) rechazó un plan del gobierno del país, llamado Icesave, mediante el cual el estado proponía salvar a los tres grandes bancos patrios, que se habían declarado en bancarrota, debido a la compra de activos de alto riesgo, como las hipotecas tipo "Made in USA". Claro, os preguntaréis cómo es posible que la gente haya podido echar para atrás un plan del gobierno islandés. ¿Acaso el gobierno convocó un referéndum para saber la opinión de la gente? ¿Algo así puede ocurrir en democracia? Pues parece ser que sí, que puede ocurrir. Pero no sucedió por iniciativa de la presidencia y su equipo de gobierno, no nos llevemos a engaño. Básicamente fue por la iniciativa de un ciudadano que debería ser ejemplo para todos, el SEÑOR (en mayúsculas, sí) Magnus Arni Skulason, miembro fundador de Indefence, una asociación que consiguió reunir 60.000 firmas (algo más del 5.5% de la población de Islandia) para forzar al gobierno a llevar su proyecto a votación popular.
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Resulta ser que el Kaupthing, el Landsbanki y el Glitnir, los tres bancos en cuestión, habían entrado en bancarrota por lo mismo que entidades como Lehman Brothers: por su avaricia. En el año 2008 se declararon insolventes, llevando al traste los ahorros (aproximadamente unos 3.900 millones de €€) de miles de británicos y holandeses. Los gobiernos de esos dos países se hicieron cargo de esa dueda, pero le exigían a islandia que se les fuera devuelto ese dinero. La idea del gobierno islandés era, pues, pedir ayuda económica al fondo de rescate europeo y con ello hacer frente al desastre originado por sus bancos. Esto, para que nos entendamos, significaba que cada islandés tendría que pagar unos 100€ al més durante ocho años, para que los estados británico y holandés pudieran recuperar su dinero. Óbviamente, el pueblo islandés dijo que NO pensaban pagar esa deuda de sus bancos.
Claro, esto le trajo algunos problemas a la primera ministra islandesa (elegida después de todo este lío), porque como asegura el SEÑOR Skulason, Inglaterra y Holanda amenazaron con tomar medidas contra Islandia, aprovechando su influencia en el Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea. Otra parte negativa del NO de la población de la isla, es que seguro que eso retrasará el ingreso por parte del Estado Islandés, de la parte de la ayuda internacional que pidió (unos 2.200 millones de €€).
Sea como fuere, y a pesar de los problemas internacionales con los que se va a encontrar la nación atlántica, hay algo que está más claro que el agua islandés: La población no se ha plegado a los caprichos y la codicia de sus bancos. Y eso es de loar sí o sí.
Mientras aquí estábamos atontados con estupideces como el mundial de fútbol, había unos señores en Islandia que estaban poniendo en jaque a su gobierno, a los principales ejecutivos de los grandes bancos e incluso a los gobiernos de otros países, simplemente porque han dicho que ya está bien de tanta especulación, trapicheo internacional y codicia desmesurada. Ya está bien de (con perdón de la expresión) ir comiéndole el culo a las entidades bancarias, como si nos estuvieran regalando la vida, de permitir que los grandes responsables de la crisis vivan a cuerpo de rey, con sus megafiniquitos y sus megabonos, mientras los que no pueden ni obtener un triste crédito para abrir un negocio con el que ganarse la vida honradamente, tienen que poner su dinero para cubrir sus desfalcos.
Y lo que es peor, llevamos casi un año aguantando a idiotas como Mourinho, la ministra Sinde y demás gentuza de esa ralea, mientras vamos tragando una tras otra con el cambio de límite de velocidad, la falta de liquidez para las PYMES, la falta de liquidez para los autónomos, la falta de liquidez para los particulares, la falta de ideas para paliar el desempleo, la falta de madurez institucional con la victimas de la represión franquista, la falta de valores útiles, las subidas de impuestos, la subida de precios y una cuantas cosas más que no nombro porque no acabaría nunca.
Lo curioso es que todo este tema de Islandia, aún siendo una noticia inmejorable, que podría servir de impulso para llevar a cabo protestas en muchos sitios, no resulta tan relevante para ningún medio de comunicación (excepto Catalunya Ràdio, que almenos expuso, aunque brevemente, todo esto en su programa de ayer, llamado Solidaris).
Está claro que lo que vende son las desgracias y este hecho lo confirma de todas, todas.