"Carmina o revienta" (Photo credit: estelegrama)
Carmina o revienta no sólo es diferente por ser el primer gran estreno simultáneo en España en cines, plataformas de descargas legales de Internet, televisión a la carta y DVD, sino porque este falso documental no se parece en nada a lo que actualmente podemos encontrar en el cine o en la televisión.
La primera película del actor Paco León como director cuenta con su propia madre como protagonista. Carmina, una mujer de 58 años, habla directamente a cámara y cuenta sus increíbles aventuras, a la vez que presenta en cada una de ellas a nuevos y sorprendentes personajes.
La historia de fondo trata de cómo se las arregla para conseguir el dinero perdido tras varios robos en la venta de la que es propietaria en Sevilla, ya que su compañía de seguros no le da ninguna solución. Carmina demuestra ser una mujer de carácter, independiente y, sobre todo, práctica y única a la hora de solucionar los problemas que se le presentan.
A simple vista, puede parecer una historia más sobre la vida de una mujer y madre luchadora del sur de España, y efectivamente lo es, pero lo especial de Carmina o revienta es la naturalidad, desparpajo y frescura de la indiscutible protagonista y del resto de personajes, entre los que se encuentran su propia hija, María León.
Mi gran duda al acabar de ver la película es si Carmina e incluso la propia María León estaban actuando o es que son así. Si me pregunto esto, probablemente sea porque estamos ante dos maravillosas actrices que son capaces de meterse tanto en un papel que haga que espectadoras como yo se pregunten si están fingiendo o no. Creo que no puede haber algo mejor para un actor y si algo tiene este largometraje es que transmite realismo puro y duro, incluso en las escenas más disparatadas.
No sé si puede influir en mi punto de vista el hecho de ser andaluza y, en concreto, sevillana, pues en Carmina o revienta se ven y se oyen cosas con las que una servidora ha crecido: expresiones, palabras… Carmina me ha recordado a aquella vecina a la que todos conocen porque sus gritos resuenan en el patio común pero a la que, a pesar de su malsonante vocabulario, se le acaba cogiendo cariño. Y es que parece que cogerle cariño a la familia León es inevitable.