Glen Hansard (Photo credit: Wikipedia)
¿Película musical? No-solo-música, diríamos...
¿Una historia de amor? Hombre, más bien se trata de una historia sobre dejar escapar la oportunidad de vivir un amor, o de tener el valor de intentar aprovecharla. De lo condicionadas que están nuestras vidas.
De la imposibilidad de vivir la vida tal cual nos apetece, por miedo a perder una seguridad o estabilidad que nos parece imprescindible para ir tirando. Y sí, también, de enamorarse, de lo difícil que es hacerse un camino en el mundo de la música, y de tantos otros temas. Pero la miga que se le puede extraer es bastante superior a la de "es una historia de amor".
Leer sobre esta película en la red al cabo de dos años y medio de su estreno parece llevarnos tan sólo a esos dos extremos, así que vamos a intentar aportar nuestra visión, puesto que nos parece bastante injusto el recuerdo que ha quedado de ella y de paso, podremos disfrutar de nuevo de alguna de las canciones de su notable banda sonora.
Con los años acumulamos una serie de experiencias que acaban traduciéndose en un conjunto de marcas, traumas, cicatrices o huellas, llámenle como quieran, que nos condicionan. Todos nos hemos escorado en un trabajo, unos amigos, agarrados a la família, a nuestra pareja, a unos bienes materiales, a una forma de hacer y de ver el mundo que nace de nuestras experiencias anteriores, de intentar conjugar lo que somos con lo que han hecho de nosotros. Asimismo, con el paso de los años, hemos ido acumulando una serie de prejuícios que son, precisamente, los que pueden hacer que alguien no disfrute o, quizás ya no sepa, disfrutar de esta pequeña gran joya del cine moderno.
No sabemos si "Once" es una película de culto, independiente o cual es la etiqueta adecuada porque ya nos hemos perdido entre tantas (otro condicionante que afecta, y mucho, al mundo del arte y la cultura en general). Lo que sí sabemos es que nos gustó mucho en su momento, y una vez revisionada, seguimos creyendo que es una buena película para cualquiera que no tenga acumulados esos prejuícios sobre cómo debe ser el cine, tenga alergia al musical o esté abonado a un estilo visual y sonoro demasiado específico.
Si no es tu caso, y te gusta experimentar con todo, enhorabuena: estar cerrado en unos patrones concretos, sólo perjudica a quien lo está, así que no te la pierdas y más importante aún, no cambies. Para eso escribimos estas líneas atípicas, para recomendarla, a parte de vernos dulcemente obligados por los anteriores artículos de la cadena cultural que manejamos. Esta es una de esas películas que ya deberías haber visto, y por si queda algún despistadillo, nunca es tarde para hacerlo.
Siempre a punto de caer en los tópicos de un encuentro amoroso, y nunca cometiendo tan imperdonado error, "Once" fue la película revelación del año en 2006 y se dió a conocer en todo el mundo en el 2007, año en el que ganó el Premio del Público en Sundance y el Oscar a la mejor canción. Esta:
Ya habéis visto escenas de la película, así que todo el mundo sabrá si ha visto esta película tan atípica como mágica, tan bien hecha como escrita (el guión es mitad "hablado", mitad "cantado", pero siempre bien interpretado), y nosotros no vamos a hacerte una crítica al uso porque la película tampoco lo es.
Nos vamos a basar en nuestras sensaciones, y por supuesto en sus canciones, presentes en toda la película, cuyas letras hacen avanzar la acción o pararla en un punto determinado, según más le convenga. Todas las decisiones que se fueron tomando a lo largo de la realización del filme, se traducen en aciertos en la pantalla. El fime transmite, las canciones emocionan (algunas más que otras, pero todas dicen algo importante), y el conjunto logra que todo fluya en un discurrir al que no se le pueden achacar objeciones, almenos según nuestra subjetiva visión.
Los temas que aborda la película son los que nos preocupan a todos: las cicatrices del pasado, los amores que se fueron pero que nunca han acabado de irse, los sueños e ilusiones de que la vida sea una aventura romántica en contraposición a la dura realidad que nos condiciona y encadena a unas personas, unos paisajes, unos lugares y unas maneras de ser y hacer, y aquel "magic moment" del que nos hablaba Lou Reed en el que nos empezamos a enamorar de alguien, una vez más... No es el primer amor, los personajes no son ya libres, sino maduros, adultos y llenos de condicionantes, y eso pesa...
Por otro lado, un interés paralelo metido dentro del filme para todos aquellos que quieran dedicarse a la música (aunque extrapolable a cualquier sueño de realización a través de un oficio): lo difícil que es grabar un disco, la tiranía de quienes llevan este negocio, como si nos hubiesen insertado un capítulo de la magnífica serie musical "Classic Albums" pero actualizado y con un grupo de "desconocidos" protagonizándolo. No basta con tener buenas canciones sobre la mesa, hace falta mucho más.
En definitiva, la mayoría puede ir hablando de que en esta película se cuenta una gran historia de amor. Nosotros nos quedamos con el desamor, con las heridas del pasado, con la dificultad de aunar sueños y realidad, con unos personajes muy bien dibujados, con un cierto tono de tristeza bañado de una justa dosis de humor, y con una dedicatoria 'extra' muy clara: para aquellos que se sientan o hayan sentido atrapados por la fuerza descomunal que tiene la música, sin la cual esta película, y nuestra propia vida, aún tendrían menos sentido.
Cerramos este texto con la canción que nos transmitió más, aunque SÓLO en el contexto de la película. Aquí lo podéis disfrutar como una canción preciosa, que es lo que es, ó como un clip sobre el filme del que os hablamos (que no es lo que realmente es), pero magistralmente insertada como lo está en la película, tiene una fuerza emocional de otra dimensión. Glen Hansard se luce, y Marketa no se queda atrás. Las imágenes son un flashback hacia el pasado emocional del personaje masculino, una de esas marcas que tanto cuesta de arrancar, como nos costaría quitar de nuestro imaginario cinematográfico o musical esta "Once (Una vez)" que queda ya más que recomendada.
