La noticia de la muerte del periodista Andrés Montes saltaba a las redacciones pasadas las nueve y media de la noche. Fue la pareja del popular comentarista deportivo quien lo encontró muerto en su domicilio, en el número 31 de la calle de Espronceda, en el distrito madrileño de Chamberí. La mujer, presa de gran nerviosismo, avisó a su sobrino, que se marchó a casa del locutor.
Este familiar fue el que avisó al 091, el teléfono de emergencias de la policía. Al lugar se desplazaron varios agentes del Cuerpo Nacional de Policía, que comprobaron desde el primer momento que Montes no tenía signos externos de violencia.
También fue alertado un médico del Servicio de Urgencias Médicas de la Comunidad de Madrid (Summa), que certificó la muerte del periodista, según fuentes de la investigación. No hubo posibilidad de intentar reanimarlo.
El cadáver se encontraba desnudo, tumbado en la cama. Algunas fuentes indicaron que llevaba varias horas muerto, dada la rigidez que presentaba.
Debido a la notoriedad del periodista, también acudieron agentes del Grupo V de la sección de Homicidios, que no encontraron nada que hiciera suponer que se hallaban ante una muerte violenta. Los policías no quisieron aventurar ninguna hipótesis sobre la muerte hasta que realizaran la inspección ocular de la vivienda.
El cuerpo fue trasladado pasadas las once de la noche al Instituto Anatómico Forense, en la Ciudad Universitaria, donde hoy le será practicada la autopsia. Será el estudio forense el que determine las causas exactas de la muerte.
La pareja de Montes sufrió una crisis de ansiedad de la que tuvo que ser atendida por facultativos. El sobrino se encargó anoche de iniciar algunos preparativos sobre la inhumación del cuerpo, según fuentes policiales.
Nacido en Madrid, Montes caracterizó por un estilo inusual de narrar los partidos, en especial, de baloncesto. Se ha hecho popular por utilizar expresiones como "¡Jugón!", "¡Tiki, taka!", "¿Dónde están las llaves, Salinas?" o "¡Fútbol con fatatas!". Su último comentario fue la final del Eurobasket celebrado en Polonia, en el que la selección española se alzó con el triunfo frente a Serbia. En aquella ocasión dijo adiós a la audiencia de una forma singular, con una de las frases que se ha convertida en mítica: "Yo me despido de ustedes. Ésta es mi última retransmisión con La Sexta. Y voy a decir lo mismo que decía hace tres años y medio cuando vine a esta cadena: "La vida puede ser maravillosa". Antes de trabajar en la Sexta, fue la voz de la NBA, en Canal +, y trabajó además en la Cope y Radio Cadena Española, entre otros medios.
FUENTE: EL PAÍS.COM