La separación del grupo Oasis ha sido de las más sonadas en el mundo de la música en este largo y cálido verano, aunque nadie se haya extrañado a la vez de un hecho que se daba por cantado, pero que nunca acababa de cantarse. Íbamos a un concierto suyo y observábamos que se odiaban, que ni se dirigían la mirada, y siempre hemos dudado de si era real o puro marketing, como sus inteligentes declaraciones, basadas en lo más primitivo de la raza, pero que hacían gracia porque eran "artistas". Ahora tampoco sabemos si se han separado, pero poco importa. El brit-pop está muerto y somos igual de infelices que antes.
Vayamos por partes, como Jack el Destripador. Algunos lectores se han comunicado con nosotros para saber la última hora del tema.
La última hora es que no se han vuelto a reunir. Siguen separados.
Aunque a mucha gente le gustaría saber cómo hacer para distinguir a Liam de Noel. No es fácil: ambos son de Manchester, y en Manchester hay que ser un poco durillo y garrulo. Ellos cumplen perfectamente con la exigencia, y en eso son muy parecidos.
Liam es el que canta de una forma chulesca y ofensiva, por ridícula, y tiene cara de garrulo. Si tuvieras que ir a una pelea de bandas del rock, le escogerías a él como acompañante, y si vinera un periodista a hacer una entrevista remunerada, también.
Noel es aquel que tiene más cara de garrulo aún, y que es más feo. No es tan tonto como Noel, hace las canciones, y se dedica a tocar la guitarra en el escenario. Se dedicaba.
Basicamente, estas son las diferencias entre ellos, y lo que les diferenciaba de otros artistas del Brit Pop. Este aire garrulo era el encanto que tenían para la gente, pues no se parecían a los Blur, que eran más pijos, y por eso molaban tanto los Oasis. Manchester, ciudad ilustrada que me encanta visitar para recordar que procedemos del mono, los necesitaba. De los equipos de futbol que podían haber escogido, se quedaron con el perdedor, el Manchester City.
Dos hermanos, y dos únicos discos que valieron la pena. La carrera de los Oasis fue bajando en calidad hasta este momento final, y eso se notaba en los últimos conciertos, cuando tiraban de viejos éxitos cuando en teoría presentaban un nuevo disco. Todo un síntoma.
Las peleas sí han sido constantes entre los Gallaguer. Es un clásico del ilustrado mundo del rock, lo de las peleas entre hermanos. Y es más que comprensible. Tener un grupo de rock con un familiar es como tener una cena de Navidad cada día, y solo pensarlo, da más terror que los dos Gallagher chuleándote.
Nadie se acuerda ya, pero Mark Knopfler empezó con su hermano y acabaron a patadas. Los Kinks tampoco se soportaban, ni los Ramones, y los Everly Brothers terminaron a puñetazo limpio encima del escenario porque uno se iba a la cama con la chica del otro.
En otras ocasiones, no hace falta ser hermanos para pelearse ferozmente. Los egos de los artistas son de amplio alcance, y eso acaba mal en la mayoría de ocasiones. Pero hoy queríamos hablar de todo esto, y finalmente apuntar que todos estos celos hacia el solista o front men son fruto de una cultura occidental que hemos heredado de Aristóteles, donde el individuo es lo que importa y no el colectivo, como sucede con la oriental.
Podemos concluir, finalmente, como apunte cultural surreal, que Aristóteles y los griegos podrían ser culpables indirectos de las separaciones de los Oasis, y que dentro del sinsentido natural de este mundo y de nuestras vidas, no sería en absoluto descabellado.