- Otra mala noticia a nivel cultural.
- La insostenibilidad de la sala es la principal razón de su clausura.
La sala de teatro Biribó (Pº de la esperanza,16) que abrió sus puertas el 19 de Diciembre de 2014 ha decidido poner punto y final a su actividad como sala de exhibición teatral debido a la falta de rentabilidad del espacio. La filosofía que nos llevó a abrir nuestra sala fue evitar la multiprogramación y programar de manera estable durante un mes. La fórmula es insostenible económicamente. Nosotros, Crismar López y Joaquín Navamuel, dueños de Biribó, hemos realizado un vídeo haciendo un ejercicio de transparencia para plasmar la realidad en datos. El próximo 27 de marzo, día mundial del teatro, es la fecha que hemos elegido para decir adiós al off madrileño.
Biribó Teatro nació de La compañía del Amanecer al revés; por ello, desde sus inicios quisimos tener un compromiso hacia las compañías como la nuestra. Un compromiso basado en la no multiprogramación, estabilidad de un mes en cartelera, ofrecer mínimo dos días a la semana y realizar todos los montajes técnicos que exigieran los espectáculos.
Estos compromisos limitan y reducen la capacidad de explotación del espacio. Por ello, y como se explica en el vídeo nos hemos visto obligados a cerrar.
El primer espectáculo de Biribó fue de producción propia: Juegos de guerra, y cierra con otro montaje propio pero, esta vez, para el público infantil: El Pícaro de Tormes. A este espectáculo le acompañan en cartelera Fluxus, de la compañía Benamate, y una única función de Dos en la ciudad, de Antonio de Cos, el 25 de marzo, a la que le precede su éxito de crítica y en el que participa uno de los socios de la sala, Joaquín Navamuel.
La situación real del sector, pese a vivir una ebullición constante en la creación de salas y espectáculos, está cargada de precariedad: actores sin seguridad social y sueldo, salas que viven entre el bien y el mal para conseguir hacer frente a los gastos... El sangrante IVA cultural tampoco ayuda a espacios de aforo tan reducido. Ni las escasas ayudas y subvenciones que, además, no se conceden hasta cumplir al menos dos años de actividad.
Que con el teatro nadie se hace rico ya lo sabíamos, pero de ahí a pasar hambre no hay ni una fina línea. Tanto enero como febrero han sido unos meses de ocupación casi total en la sala y, aún así, el margen de beneficio es mínimo para nosotros y para las compañías que han representado sus espectáculos; y eso no puede ser. El sector debería ejercer la autocrítica y dejar de buscar fuera soluciones que deben nacer de la propia profesión: el bajo precio de las entradas, la falta de público que no es de la profesión, la falta de datos reales...
Biribó Teatro ha sido, junto a la revista Godot, uno de los propulsores de unas mesas de diálogo para tratar temas importantes del llamado sector off. Estas mesas, que nacieron con una gran fuerza y con mucha ilusión, se han ido diluyendo con el paso del tiempo, quizá porque la profesión navega en un mundo revuelto y encontrarse se convierte en una tarea difícil entre tanto intento de supervivencia.
Cerramos Biribó tristes pero también orgullosos de haber puesto en pie un sueño, de haber intentado, dentro de nuestras posibilidades, mejorar el sector. Pueden disfrutar de este espacio y de su interesante programación hasta el 27 de marzo.