Pareja abierta: Fotos tomadas por Josep Martín el día del estreno
El estreno de Pareja Abierta, de producciones imperdibles, el pasado miércoles 15 de agosto, que CEC anunció en portada, fue todo un éxito en taquilla. La sala estaba a rebosar y el público tuvo la oportunidad de disfrutar de la excelente obra de Dario Fo.
Pareja abierta se adentra en el conflicto de pareja por excelencia: ¿Qué sucede cuando se acaba la pasión? La obra consigue en su puesta en escena llegar al espectador para reflexionar sobre el planteamiento de una posibilidad: la Pareja Abierta.
Pero esta historia no se desarrolla desde un pacto establecido por ambos cónyuges: son más bien las continuas infidelidades de Pablo, las que hacen que Julia acepte a regañadientes...
Este es el punto de partida de esta sátira escrita en los años 80. Un magnifico texto que nos lleva a la reflexión sobre las relacione conyugales, los juegos de poder, la tendencia a la creencia del amor como posesión, el egoísmo y el egocentrismo del ser humano… entre otros muchos matices.
Estamos ante una obra muy interesante a nivel temporal, donde los tiempos se convierten en algo desconcertante. Saltos temporales que vienen a narrar qué es lo que ha pasado con esta pareja, una vez ya ha pasado la pasión. Pero también que es lo que va pasando. Es un gran diálogo a tres, donde Julia cuenta a la sala lo que ha sucedido y donde Pablo le replica sin implicarse demasiado con el público.
Pareja abierta: Fotos tomadas por Josep Martín el día del estreno
José María Roca, director de la obra, apuesta más por el desarrollo de los roles que por lo que en su día fue una propuesta más moderna, la pareja abierta. De ahí, su apuesta por un final concreto no especificado en el libreto.
La propuesta escénica se basa en un muy bien encontrado blanco y negro, donde los toques de color son mínimos llevándonos a la dualidad del asunto. Una puesta en escena muy convencional para producciones imperdibles, pero no más de lo que estamos acostumbrados.
El ritmo es vertiginoso. Esta obra no deja tregua alguna, gracias al desplegue de energía desatada por los actores Belén Lario y Javier Castro. Una hora y media de risas y tensión amenizada con respiros musicales de igual energía y color. Gracias a ellos, la propuesta deja espacio a la imaginación.
Excelente trabajo corporal el de los actores Belén Lario y Javier Castro, no solo en la actuación si no en la preparación de ambos personajes. Muy buena química artística entre ambos, cosa que siempre se agradece, y un gran control corporal y escénico, del gran torbellino que pasa por ellos.
Mucho más agradecido el papel de Julia, desde el libreto. Belén consigue cautivar al público con una visceralidad apasionante, desde su aparición en escena en el minuto zero. Y no es para menos… porque su personaje lo requiere. No queda atrás Javier Castro que remarca con gran estilo el personaje de Javier.
No os podeis perder esta producción que estará en el teatro Tarantanta hasta el domingo.