Iko Uwais, principal reclamo de una serie que tiene sus puntos fuertes... y otros muchos débiles.
Netflix, siguiendo con sus series de producción propia, nos ha traído “Wu Assassins”. El principal reclamo, sin ningún tipo de dudas, es la presencia de Iko Uwais. Señor que es toda una celebridad en lo que al típico cine de "ostias mega coreografiadas" se refiere. Uno recuerda todavía con entusiasmo su aparición en la saga “The Raid” y sólo hace que rezar esperando una tercera parte, en vez de esa supuesta versión americana con Frank Grillo…
Dicho eso, empezamos a ver la serie. Y si bien el interés como espectador irá ganando peso con el paso de los capítulos, hay que decir que las probabilidades de buscarse otra serie son grandes... muy grandes. Y para eso sólo hacen falta 3 capítulos como máximo. Porque si bien es cierto que tenemos a Uko Wais, al que da réplica como villano Byron Mann, también es cierto que el nivel de las ostias -por decirlo de alguna manera-, parece el de un producto Disney. Lo siento, es que el listón de “The Raid” es demasiado alto…
Tenemos conflictos familiares, pero nada que no hayamos visto anteriormente. Tenemos efectos especiales, pero he visto películas un domingo tarde en Antena 3, con más nivel en ese aspecto. Y lo peor de todo, tenemos un goteo incesante de temas musicales, y metidos con calzador: si bien las primeras canciones tienen gracia, al final dan ganas de decir “sólo os falta anunciar el disco”…
No me malinterpreten, uno ve la saga “A todo gas” y la música tipo rap/pop le pega a ciertas escenas, pero es que aquí la meten para todo. De manera que acaba perdiendo todo el interés, lo poco gusto, lo mucho cansa… También tenemos poderes mágicos, villanos con poderes mágicos, giros de guión (interesantes a partir del quinto capítulo) y un final que deja muy claro que habrá segunda temporada.
A nivel personal, la veré, pero también desearé que se pongan las pilas. Que el guión ofrezca más momentos memorables. Como esa carta que Kai lee -afortunadamente sin la típica voz en off-, o esa reunión de adictos que no aporta nada a la serie, pero que está brillantemente ejecutada. Y ese bar de carretera, en el que Tio Seis, ofrece un discurso que recuerda -por momentos- al que el gran Dennis Hopper daba en “Amor a quemarropa”.
También desearé que no se corten con la sangre, que se acerquen algo más a la brutalidad de otros productos... ¿les he hablado de “The Raid”? Y que no cometan el error de alargar tramas que importan ciertamente bien poco, como ese otro malo y sus traumas familiares…
Dicho todo esto, no quisiera que no le dieran la oportunidad de verla. Cosas más infumables circulan por las plataformas, pero también no quiero venderles la moto. ¿Serie para pasar el rato? Sí. ¿Serie para pasarse horas comentando en el trabajo? Ni de coña…