English: Alexander Fleming (Photo credit: Wikipedia)
‘Una bacteria de pesadilla’ es el título del reportaje que estrena ‘Documentos TV’ esta semana. Esta producción señala que expertos estadounidenses calculan que cada año las superbacterias infectan a unos dos millones de personas y causan la muerte a más de veinte mil.
Las superbacterias, organismos resistentes a los antibióticos, constituyen una nueva amenaza sanitaria. La renuncia de las farmacéuticas a desarrollar medicamentos eficaces por razones de rentabilidad añade un problema más a la incontrolable propagación de estas peligrosas bacterias.
Se sabe de ellas desde hace poco más de una década. Sus nombres de pila responden a “NDM1”, “Gram negativas” y “KPC”, aunque se las conoce por el término común de superbacterias. Preocuparon al colectivo médico, porque no existían tratados clínicos sobre su tratamiento y en especial por su “modus operandi”. Consiguen que infecciones tratables dejen de serlo de repente, porque estos organismos son resistentes a los antibióticos convencionales.
‘Una bacteria de pesadilla’ es el relato de tres casos no relacionados que tienen un mismo denominador común: una infección imposible de tratar, cuyo recorrido finaliza en un trasplante de pulmón, en una amputación de pierna o en el más trágico de los casos, en la muerte.
Lo más difícil para nuestra sociedad, que ha dispuesto de antibióticos desde el final de la Segunda Guerra Mundial, es asimilar que podemos morir a causa de una infección. El abuso de estos medicamentos ha originado que las bacterias se hagan resistentes a ellos. “Hemos olvidado la advertencia que el propio Fleming hizo en 1945: Cuanta más penicilina se emplee, más personas morirán de infecciones resistentes a ella”, recuerda un experto médico.
Si a este problema le añadimos la renuncia de la industria farmacéutica a desarrollar nuevos antibióticos por razones de rentabilidad, nos situamos en un escenario de vulnerabilidad frente a unas superbacterias que han colonizado ya espacios más allá de los hospitales.
Los especialistas calculan que al menos dos millones de personas se infectan cada año con bacterias resistentes a los antibióticos convencionales y algo más de veinte mil fallecen a causa de las infecciones. Más muertes que las que provoca el Sida.
Los médicos alertan de la limitada investigación sobre nuevos antibióticos lo que significa que probablemente estamos llegando al final de la práctica médica con estos medicamentos.