Adolf Hitler in Yugoslavia. (Photo credit: Wikipedia)
'Dictador, un trabajo de locos' es el reportaje que ofrece esta semana 'Documentos TV' en el que muestra que detrás de las atrocidades que cometieron Hitler, Stalin o Kim Jong-il se esconden todo tipo de extravagancias y supersticiones propias del surrealismo absurdo: autocoronaciones imperiales, caprichos aberrantes, abducciones alienígenas, funerales de película…
Fui abducido por una nave espacial cuando estaba en mi piso de Moscú. Fuimos a una estrella. Les pedí que me trajeran pronto porque al día siguiente tenía que ir a Ucrania".
El expresidente de la república rusa de Kalmukia regalaba esta perla al mundo, a través de las cámaras de Al Jazeera. Es tan sólo una de las extravagancias con las que los dictadores más atroces de nuestros días nos sorprenden y que este hilarante documental recoge con brillantez.
¿Alguien podría suponer que mientras Hitler lanzaba sus ejércitos contra Europa, pintaba al tierno enanito Gruñón de Blancanieves? ¿O al dictador norcoreano Kim Yong-il, un fanático del cine, ordenando que su entierro fuera una copia exacta de una secuencia de la película protagonizada por Clint Eastwood en 'En la línea de fuego'?
'Dictador, un trabajo de locos' utiliza la más fina ironía para describir expresiones de egocentrismo y delirios de grandeza insultantes de dictadores como Bokassa, quien se autocoronó al más puro estilo napoleónico como Emperador de Centroáfrica. O las supersticiones de los militares birmanos, que para conseguir los favores de los espíritus, cambiaron el sentido de la circulación y ahora los vehículos tienen el volante a la derecha y se conduce por la misma dirección.