- ‘Ser gay en Rusia’ es el título de la producción de la BBC que estrena el lunes, 2 de marzo, ‘Documentos TV. El documental muestra a Rusia como el país de Europa más peligroso para los homosexuales.
- Aunque la homosexualidad se legalizó hace veinte años, el Estado, la sociedad y la iglesia ortodoxa persiguen a este colectivo con una despiadada dureza.
- Grupos de ciudadanos homófobos utilizan como excusa la nueva legislación contra gays y lesbianas, para infringirles brutales y humillantes agresiones.
“Para mí, los homosexuales son insectos. No merecen vivir al lado de la gente normal”, asegura convencido un joven, que como la gran mayoría de los ciudadanos rusos, no acepta la homosexualidad, a pesar de que fuera legalizada hace veinte años.
Tan sólo el 1% de los gays y las lesbianas vive de una forma enteramente abierta en Rusia. Una ola homófoba se ha apoderado de la sociedad y las actitudes hacia los homosexuales están sufriendo un retroceso. La intimidación es algo habitual y el colectivo está sumido en el miedo a las perversas y humillantes agresiones que les infringen las llamadas bandas de vigilantes, quienes ven en esta orientación sexual, un peligro para la sociedad.
Arropados por la nueva ley contra la propaganda homosexual, aprobada recientemente por el gobierno, estos ciudadanos organizan sus “safaris”. Emplean el engaño para atraer a los homosexuales al lugar donde se encuentra la banda y allí les golpean, les insultan y les humillan. Las agresiones las publican en internet, donde decenas de miles de personas se conectan para contemplarlas. “La temporada de caza está abierta y nosotros somos sus presas”, relata en “Ser gay en Rusia” Dima, un joven homosexual que perdió un ojo en uno de los ataques de estos grupos homófobos.
Desde el ámbito internacional, Rusia ha sido acusada de tratar a los homosexuales como ciudadanos de segunda, pero la situación es aún más crítica. Casi la mitad de los rusos siguen pensando que los gays y las lesbianas deberían recibir tratamiento médico o psicológico.
Además, la Iglesia Ortodoxa, que controla la brújula de la moral de la sociedad refuerza de forma rutinaria, la creencia de que existe un vínculo entre la homosexualidad y la pedofilia. “Ni tan siquiera el ganado practica algo así. Yo les considero espiritual y moralmente enfermos” afirma un sacerdote en este estremecedor documental de la BBC.
La impunidad de las agresiones es total. Ni la autoridad civil ni la eclesiástica condenan ninguna de las brutales agresiones a las que se enfrentan a diario los homosexuales en este país. “Esto es Rusia, un infierno para los homosexuales” asegura con frialdad Timor, un integrante de una banda de vigilantes homófobos.