'La noche temática' de este sábado estrena los documentales 'Marie Curie, una mujer en el frente' y 'El oro rojo', en los que muestra la 'Medicina en tiempos de guerra'. Por cruel que parezca, las guerras siempre han contribuido al progreso de la medicina.
En la Primera Guerra Mundial la radiología salvó muchas vidas de la mano de Marie Curie. En la Segunda Guerra Mundial fueron las transfusiones de sangre las que lo hicieron. El oro rojo, el fluido portador de vida, se convirtió en una esperanza.
'Marie Curie, una mujer en el frente'
'La noche temática' inicia su emisión con esta docu-ficción francesa que acerca la historia de Marie Curie, una científica que revolucionó el mundo de la medicina. Cuando estalla la Primera Guerra Mundial en 1914, Marie Curie es una científica de renombre, ganadora del Premio Nobel en Física. Sería la primera mujer en conseguir este reconocimiento. Su marido, Pierre Curie, había muerte en un accidente ocho años antes, y ella dirige ahora el Instituto de Investigaciones del Radio con el doctor Claudius Regaud. Los dos investigadores pasarán los cuatro años de guerra contribuyendo a increíbles avances en medicina y a poner en marcha el hospital moderno. Al final de la Guerra, Claudius Regaud y Marie Curie abren una unidad de tratamiento y cuidados en el Instituto del Radio, uniendo así investigación y terapia.
'El oro rojo'
El programa continúa su emisión con otra producción gala. En junio de 1944, los aliados desembarcaron en la costa de Normandía. Transportaban neveras que contenían miles de litros de un preciado fluido: sangre humana. Esta será la mayor operación de transfusión de sangre de la historia. Por primera vez, una extraordinaria logística permite transportar cientos de miles de donaciones de Nueva York a Londres para ser transfundida una semana más tarde a soldados americanos o británicos en las playas de Normandía. Los médicos trabajaron en unas condiciones extremas y avanzaban siguiendo los pasos de los combatientes.
En Estados Unidos, el científico Charles Drew tuvo una idea brillante: en vez de enviar sangre entera, que es muy perecedera, iban a enviar plasma, uno de sus componentes. En el kit se incluía una aguja, goma y suero fisiológico para reconstruir el plasma. A continuación se sellaban herméticamente y estaban listos para partir al combate.