Ellen Johnson Sirleaf, the 23rd president of Liberia, speaks to the 2008 General Conference of the United Methodist Church. (Photo credit: Wikipedia)
Con motivo del Día Internacional de la Mujer La Noche Temática nos acerca el testimonio de mujeres capaces de cambiar la Historia a través de dos documentales.
El primero retrata la lucha de las mujeres en África y Oriente Medio por erradicar la ablación, una práctica que afecta cada año a tres millones de niñas. El segundo, nos sumerge en un viaje en el tiempo, más de diez años atrás, cuando las mujeres de Liberia, cansadas de sobrevivir en medio de una sangrienta guerra civil, se unieron por la paz armadas tan solo con camisetas blancas y la valentía de sus convicciones. Dos de estas mujeres, Ellen Johnson Sirleaf y Leymah Gbowee, fueron reconocidas con el Premio Nobel de la Paz en 2011.
“No con mi hija”
La ablación está prohibida en Europa pero se sigue practicando dentro y fuera. Muchos padres eluden la prohibición mutilando a sus hijas durante sus vacaciones en África.
Cada día más mujeres que han sufrido los horrores de esta práctica toman la decisión de no seguir la tradición con sus hijas y dicen ¡No con mi hija!.
Tres mujeres de Inglaterra, Alemania y Francia nos hablan del día que fueron mutiladas y las consecuencias físicas de esta práctica como los problemas para orinar, los dolores durante la menstruación, y sus miedos a las relaciones sexuales y al parto. Ahora el cirujano Pierre Foldes de París les devuelve la esperanza con una técnica para reconstruir el clítoris.
Layla Mohamed vive en Liverpool y tiene 21 años. Su familia proviene de Somalia, país que que ha prohibido recientemente la ablación en su nueva Constitución. Layla nació en Liverpool pero como la ablación está prohibida en Inglaterra sus padres la mutilaron durante sus vacaciones en África. Entonces Layla Mohamed tenía seis años.
En los países donde se practica la mutilación sexual femenina la tradición religiosa dice que las mujeres que no han sido mutiladas son impuras, o que su clítoris actúa como una espina envenenada, matando a todos sus hijos varones. Existen muchos prejuicios como éste. Pero el verdadero motivo de la mutilación es el control de la sexualidad femenina por el hombre.