Seguro que si hablamos de una serie en la que los protagonistas son 3 chicos y 3 chicas solteros que rondan los 30 años y que a menudo se reúnen en un bar para hablar de sus cosas, casi todos pensaremos en Friends. Pues no. Estamos hablando de Coupling, una serie para mí bastante mejor y con una diferencia muy clara, y es que la americana está destinada claramente a un público joven y la británica a un público adulto.
¿Esto quiere decir que es aburrida o pedante? No, ni mucho menos. Es una comedia muy inteligente, profunda, sincera y atrevida por lo que se refiere a los temas de que trata: todos los aspectos del sexo y las relaciones de pareja, todos los tópicos que rodean a este mundo tan complicado. Prácticamente no se deja ningún tema por tratar, y por lo tanto todos nos podremos ver reflejados en algún episodio (o en más de uno), por lo cual también debe decirse que seguramente nos sentiremos incómodos en más de una ocasión. Se intentó realizar un remake americano y fracasó precisamente porque la trama se consideraba demasiado atrevida. ¿Demasiadas conversaciones sobre sexo, quizás? ¿Referencias a lesbianismo y bisexualidad? ¿Infidelidades? Los yanquis y su absurda hipocresía y doble moral: dejad que la gente mate a gusto y pueda comprarse una escopeta en el supermercado, pero no les habléis de tetas y culos. En fin...
Todos los actores están más que correctos en sus papeles, pero no podemos dejar de mencionar el personaje de Jeffrey Murdoch (Richard Coyle), un tipo obsesionado por el sexo pero que a su vez se asusta hasta límites increíbles si alguna vez tiene la oportunidad de practicarlo en algún lugar que no sea su mente. Sus teorías tampoco dejan indiferente: el momento en que un hombre debe quitarse los calcetines antes de irse a la cama con una mujer, las ventajas de ser lesbiana, la necesidad de tener un “compañero de porno” que en caso de que mueras se deshaga de toda tu colección de pornografía antes de que tus padres la encuentren, etc. Además de las teorías, sus opiniones generales sobre las mujeres, el sexo, las relaciones de pareja y la vida son tan particulares y estrafalarias que sólo hemos de estar atentos al momento en que abre la boca porque seguro que suelta alguna perla. En la 4ª temporada su personaje desaparece y la serie sin duda lo nota, porque su carisma es muy especial.
¿Virtudes de esta serie? Todas: actuaciones impecables, situaciones divertidas como pocas, malentendidos, equívocos y una gran coherencia argumental a lo largo de todas las temporadas, sin duda gracias a que su creador (Steven Moffat) también es su guionista, y esta mano única se nota. ¿Defectos? Por encontrarle alguno, es muy corta (sólo 28 episodios) y por lo tanto os dejará con ganas de más. Pero ya sabéis qué dicen: lo bueno, si breve, dos veces bueno. Y si en vez de ser bueno es excelente, ya ni os cuento el resultado final. Miradla y ya me diréis.