¡¡¡15 AÑOS DEL ESTRENO DE "THE OFFICE" MADE IN USA!!!
No, no nos hemos equivocado y la pregunta es correcta, como muchos ya sabréis. Es una cuestión que se han hecho muchos seriéfilos: ¿Cuál The Office es mejor? ¿La serie británica (que vio la luz el año 2001) o su remake americano (nacido cuatro años después, tal día como hoy).
Aunque el argumento en general es el mismo, su desarrollo es diferente. Y eso hace que ambas tengan partidarios y detractores. Intentaremos diferenciarlas, fijándonos sobretodo en la británica que por algo es la original y el punto de partida.
La serie nos muestra la actividad cotidiana de una oficina del Reino Unido, concretamente de una empresa papelera, pero evidentemente eso es lo de menos y se podría extrapolar a cualquier otro tipo de oficina. El director es un tal David Brent (un maravilloso Ricky Gervais, que además es el creador de la serie junto con Stephen Merchant), un tipo que vive autoengañado y que está convencido de que es un tío divertido, culto, un genio en el mundo de los negocios y sobretodo un jefe muy apreciado por sus subordinados; en realidad, no obstante, es mezquino, presuntuoso e inmaduro, y la percepción que tienen sus trabajadores es exactamente la contraria de la que él tiene de sí mismo. En cierta forma, David es diferente, está solo y su soledad le causa dolor...
CRÍTICA DE THE OFFICE UK
The Office (UK TV series) (Photo credit: Wikipedia)
Siempre explica chistes sin gracia, hace imitaciones de personajes pasados de moda y se mete constantemente en problemas porque tiene una increíble habilidad para hablar sin pensar lo que dice y para decir siempre la frase más sexualmente basta o racista justamente a la persona menos indicada, que le suele responder con un largo silencio (de hecho, los silencios ante las ocurrencias de David son bastante frecuentes en la serie). Por otra parte, quiere hacer creer que es moderno y políticamente correcto, pero cuando baja un poco la guardia demuestra una actitud ofensiva contra las mujeres, las minorías étnicas, los homosexuales y los minusválidos. Toda su actitud va dirigida a buscar constantemente el favor y la aceptación de sus empleados y/o de sus superiores, pero normalmente los resultados son pésimos.
Siempre a su lado, el fiel (al menos en principio) Gareth Keenan (Mackenzie Crook) es el típico pelota que siempre está dispuesto a darle la razón al director y a ayudarlo en todo lo que le pida. Es muy aficionado a las armas y a todo lo que tenga que ver con temas militares, y de hecho a menudo intenta aplicar las técnicas de dicho mundo al día a día de la oficina, mientras a la vez intenta ligar con cualquier chica que se le ponga delante, con unos procedimientos bastante patosos (para ser generosos). Gareth es el objeto constante de las bromas de Tim Canterbury (Martin Freeman), un vendedor de la empresa enamorado en secreto de la recepcionista Dawn Tinsley (Lucy Davis), que mantiene una relación con un trabajador del almacén que ya hace tiempo que está anclada en la rutina. Dawn sueña con dejar este trabajo que no le gusta, viajar y dedicarse a su gran pasión, el dibujo, pero topa constantemente con la oposición de su novio, que considera que estas aspiraciones son tonterías sin sentido. Tim la apoya y anima a tirar adelante, pero curiosamente él mismo no consigue nunca reunir el valor suficiente para confesarle sus sentimientos, ni tampoco para intentar subir peldaños en la empresa, aunque en todo momento tenemos la sensación de que seguramente si lo intentase tendría éxito en ambos casos.
¿Pero qué hace que The Office sea una serie tan especial y revolucionaria? Pues en primer lugar, porque a pesar de que se trata de una comedia, no tiene “risas enlatadas”; esto es un hecho muy destacable porque prácticamente en todas las comedias que conocemos aparecen, en mayor o menor grado, como si los espectadores fuésemos tontos y nos tuvieran que decir cuándo reír y cuándo no. En segundo lugar, y esto sí que es realmente revolucionario, porque está rodada en formato de documental (o quizás lo más adecuado sería decir “falso documental”). Nos explicamos: representa que una cadena televisiva está haciendo un reportaje sobre la empresa, y por lo tanto lo que nosotros vemos es lo que están grabando las cámaras y lo que supuestamente verán después los espectadores de la cadena. ¿Consecuencias de ello? Pues que los actores protagonistas muy a menudo miran a la cámara (e incluso le hablan directamente) porque son perfectamente conscientes de que está ahí, cosa que evidentemente no vemos nunca en una serie, donde precisamente de lo que se trata es de no mirar a la cámara. Algunos participan de la grabación de manera muy entusiasta (especialmente David, que aprovecha la mínima oportunidad para echarse piropos y “chupar cámara” incluso cuando están filmando a otros compañeros de trabajo), mientras que otros se encuentran bastante incómodos con la presencia de la cámara. Muy a menudo, además de la acción principal, asistimos a entrevistas individuales con diferentes miembros del personal, que hablan directamente a la cámara sobre algún tema concreto, ya sea personal o laboral; otras veces dos personajes comparten la entrevista, y hablan entre ellos y con la cámara al mismo tiempo. Esta es una manera muy original de ir conociendo a los personajes y de desarrollarlos, ya que a menudo confiesan cosas como por ejemplo que no les gusta su trabajo, o que se sienten atraídos por alguien de la oficina, o que algún otro no les cae bien, o cuáles son sus aspiraciones laborales.
Por otra parte, el tipo de humor de The Office es muy especial. Que nadie busque el gag fácil ni la carcajada rápida porque no la encontrará, y es que en esta serie el humor casi siempre viene acompañado por una sensación amarga. Sonreiremos cuando veamos los intentos de David por resultar simpático, y lo encontraremos patético y lamentable, incluso ridículo, pero tampoco podremos evitar sentir un cosquilleo en el estómago porque en el fondo habrá momentos en que nos veremos reflejados en lo que dice o en lo que hace, e inevitablemente nos tocará hacer autocrítica y eso siempre resulta incómodo. También nos veremos retratados si alguna vez hemos estado enamorados de un/a compañero/a de trabajo pero nunca nos hemos atrevido a decírselo, si alguna vez hemos renunciado a nuestras ilusiones para seguir viviendo una vida que no nos llena, si hemos debido sufrir a un jefe como David, o a un lameculos como Gareth, o a algún compañero friki a más no poder. En The Office hay humor, es evidente, pero Gervais y Merchant también nos ponen delante del espejo y nos desnudan interiormente, con una implacable y precisa exploración de comportamientos humanos como por ejemplo el deseo de sentirse integrado en un grupo, y la frustración (e incluso desesperación) que nos invade cuando no lo conseguimos.
Por todo esto esta serie es tan especial. Por eso se ha vendido a más de 80 países. Por eso fue la primera comedia no americana nominada a un Globo de Oro, y Ricky Gervais el primer actor no americano nominado al mismo premio. Ambos ganaron en sus respectivas categorías, y desde aquí nos alegramos porque propuestas arriesgadas como ésta por desgracia no se ven todos los días.
THE OFFICE USA
English: Logo for the United States TV series "The Office". Français : Logo de la série télé "The Office" diffusée aux États-Unis. (Photo credit: Wikipedia)
La versión americana vio la luz en 2005 y hoy cumple 15 años. La influencia de la obra original es evidente en el hecho de que la acción también se sitúa en una empresa papelera, en que tampoco hay risas enlatadas, en que también está rodada en forma de documental y que por lo tanto los personajes saben que tienen constantemente una cámara a su lado; la presencia de la cámara en la versión americana es más acusada, porque a menudo sigue a los protagonistas fuera de la oficina e incluso a veces hasta su casa o a lugares no relacionados con el trabajo (aunque en la británica también los había seguido hasta alguna fiesta de la empresa, su presencia estaba mucho más limitada al entorno de la oficina).
Los guiones americanos son originales, no adaptaciones de los británicos (excepto el episodio piloto), aunque algunas escenas e ideas de la historia están basadas en la obra original. Los actores cambian y los nombres de los personajes también, pero no su papel: continuamos teniendo al director creído de su genialidad (aquí se llama Michael Scott y está magistralmente interpretado por Steve Carell, al cual recientemente hemos visto en la serie de Apple TV+ "The Morning Show"), al pelota lameculos (sensacional Rainn Wilson en el papel de Dwight Schrute, un personaje complejo, maniático y paranoico, aunque también con un punto de ternura) y al trabajador enamorado secretamente de la recepcionista (Jim y Pam, respectivamente)
La principal diferencia entre ambas versiones, para mí, es que la versión inglesa estaba muy centrada en el personaje del director, mientras que en la versión americana el protagonismo se reparte mucho más entre los secundarios, hasta el punto de que muchos de ellos llegan a ser los auténticos hilos conductores en más de un episodio. Lógicamente ello es posible porque la versión americana tiene muchos más capítulos que la inglesa (que sólo tiene 14, incluyendo los dos especiales de 45 minutos que atan cabos y cierran la obra de una forma magistral), y por lo tanto se dispone de mucho más tiempo para desarrollar las tramas y desviar la atención hacia diferentes caminos.
David Wallace (The Office) (Photo credit: Wikipedia)
Sin duda, a la versión americana se le debe reconocer el mérito de que ha sabido crear una obra con una identidad potente y propia, sin traicionar sus orígenes ni su fuerza original. Como hemos dicho, los guiones son brillantes, las situaciones muy bien encontradas, los malentendidos tienen sentido dentro de la historia y su ironía muy a menudo roza la perfección. En cambio, no es ni mucho menos tan incisiva con las miserias humanas como la obra de Gervais y Merchant, que en esto son unos maestros (mirad si no su creación posterior, Extras, donde vuelve a hacerse referencia a aspectos poco recomendables del carácter humano y además se les añaden la lucha por la fama y el reconocimiento de la gente que nos rodea).
¿Mi recomendación? Mirar las dos por orden, empezando primero por la inglesa y siguiendo por la americana, y entonces podréis comparar. Son dos tipos de humor diferentes, cada uno con sus pros y sus contras, pero sin duda ambas creaciones valen mucho la pena.