Evicted (Photo credit: Wikipedia)
"Flight of the Conchords" fue una de las primeras series "serias" que se detenían a observar los conflictos existentes entre los integrantes de una banda de música.
Como habrá adivinado el hábil espectador, el adjetivo de "seria" no significa que estemos hablando de un dramón sino que, por fin, los aficionados a este mundillo, aquellos que han intentado o soñado formar un grupo o aquellos a los que les interese el tema, tienen una ficción sobre todo lo que comporta intentar el triunfo tocando, componiendo ó haciendo bolos. Ni tan siquiera el cine ha sabido contar bien esas pequeñas o grandes circunstancias que se esconden en el intento por formar un buen grupo musical.
Flight of the Conchords (album) (Photo credit: Wikipedia)
Ha sido en documentales musicales sin demasiada difusión donde algunos hemos podido ver los entresijos de una banda de música, normalmente en reportajes hechos durante una gira, reflejando todo tipo de situaciones pero haciendo especial hincapié en cómo las diferencias de carácter o de inquietudes entre componentes de un mismo grupo han llevado a la ruptura o a problemas de distinto índole.
Estos documentales siempre han ensuciado o minimizado los méritos de bandas de todo tipo, incluso las reconocidas como más grandes del planeta, pues aquí nadie se salva y todos somos seres humanos.
En 'Flight of the conchords', ya estrenada por TNT España en nuestro país y ahora disponible en HBO España, tenemos una serie que nos habla más detalladamente de ello, y desde otro punto de vista: el humor absurdo y surrealista.
Lo hace retratando qué significa intentarlo en el día a día de las vidas de cualquier persona normal, con todo lo que rodea a una banda, es decir, desde el fenómeno de las groupies hasta el lastre de los mánagers, enfocándolo desde el centro de gravedad mismo, es decir, de sus componentes.
Flight of the Conchords (TV series) (Photo credit: Wikipedia)
Pero que nadie se lleve a engaños, pues no sólo de música vive el hombre, y tampoco esta serie, que de lo que realmente trata es de la vida, y más en concreto de la patética existencia de Jemaine y Bret, dos chicos entrados ya en la treintena, que siguen soñando con tener una banda de rock, pero a quienes todo les sale mal. O, en su defecto, muy defectuoso (valga la "rebuznancia"). Así las cosas, su mediocre manáger no sabe encontrarles ni una actuación mal pagada, una groupie casada (y frustrada) les hace la vida imposible, y todo ello mientras vamos viendo como ambos sucumben a todos aquellos defectos humanos, dominados por el EGOísmo, que normalmente rompen a las bandas de música y a cualquier unión entre seres humanos: la envidia, los celos o simplemente, dos visiones muy distintas a la hora de enfocar sus temas, o por extensión, sus vidas. Y cómo no, las mujeres.
La genialidad de "Flight of the Conchords" radica en la utilización del humor absurdo para acercarnos a la realidad y llevar esas situaciones que nacen entre un par de músicos amateurs a otros extremos de la vida, para hablarnos de las cosas más terrenales que les ocurren a cualquiera de las personas: con todas sus miserias, defectos y decepciones, pero todo ello sin perder nunca la sonrisa ó las ganas de soñar, cantar, tocar o imaginar que algún día las cosas van a salir bien, o como mínimo, no vayan tan mal. Nuestros anti-héroes tropiezan constantemente consigo mismos y con el mundo, pero en el capítulo siguiente, se vuelven a levantar.
Los creadores y guionistas de esta pequeña joya, que son además los dos protagonistas, no hacen uso de los mecanismos de la comedia más comercial. Es decir: no estamos ante un tono "Friends", sino ante un inteligente ejercicio desarrollado desde el absurdo, situando la línea de emisión de mensajes al espectador en un surrealismo que podríamos comparar al de una película de Hal Hartley. En este sentido, podríamos emparentar la serie con el humor inglés a medio camino entre los Monty Python y la divertida, pero más ligera, "The IT Crowd", donde los protagonistas también son unos "freaks" sin demasiada suerte ni excesivas luces.
Llegados a este punto, hay que señalar que no estamos comparando ninguno de estos mundos tan personales e intransferibles a la serie que nos ocupa, sino trazando una línea dentro del tipo de humor en el que se mueven Los Conchords, para que los interesados puedan tener unas referencias en las que se podrían también incluir a ese humorista subversivo que es Juan Carlos Ortega o, remontándonos en el tiempo, a los mismísimos Tip y Coll.
Y es que, salvando las diferencias, de nuevo estamos ante el sabio ejercicio de darle varias vueltas a esas cosas tontas de la vida, para, a partir de ahí, crear una historia genuina ambientada -en este caso- en el sector musical, y situarlas bajo diversas capas de situaciones absurdas que el espectador tendrá que ir quitando y que, en realidad, conectan perfectamente con todo el mundo, puesto que todos habremos vivido situaciones parecidas aunque nunca hayamos querido componer una canción.
Debemos advertir, a los que no les guste mucho abrirse, que la música que toca este grupo de dos no es rock, y aunque no sabría muy bien cómo definirla, diremos, para no crear confusión, que podríamos alojarla dentro de un pop algo mediocre que tiene sentido en el sin-sentido de la serie y de la propia vida.
Esto no es un musical, pues los personajes sólo arrancan a cantar o tocar cuando sienten algo, lo imaginan o lo desean, puesto que es la forma en la que saben comunicar y expresar mejor, por no decir la única. Una tercera parte de cada capítulo se convierte en una especie de videoclip donde parodian todos los estilos musicales habido y por haber, así como a los grupos que han destacado por tener un sello propio en el mundo de los clips, como por ejemplo los Pet Shop Boys. Y tal paréntesis musical no va normalmente desligado de lo que está sucediendo.
Bowie (Flight of the Conchords) (Photo credit: Wikipedia)
Esta es una serie de calidad pero que exige estar abierto a la diferencia y atento a todos los detalles, y tener tantas ganas de divertirse como de pensar, así como el hecho de aceptar el sinsentido de todo en la vida, y nuestras múltiples debilidades. Está tan bien construída que ambas cosas pueden disfrutarse a la vez e integrarse en la mente del espectador.
"Flight of the Conchords" es una serie neozelandesa que en USA emitió la prestigiosa HBO ("Los Soprano", "A dos metros bajo tierra", "En terapia"), y que cuenta con dos temporadas.
Se recomienda, desde estas líneas, que se siga en versión original, pues creemos que es fundamental para poder apreciar cada uno de sus matices, que nos dará distintas visiones sobre una misma escena. Incluso recomendamos repetir el capítulo primero con un par de semanas de margen, pues encontraréis nuevas lecturas que hacer dentro del mismo episodio.
El argumento es lo de menos: aquí lo que importa es saberle extraer un buen jugo a todas las situaciones en las que se ven inmersos los protagonistas. Algunas de ellas son simplemente "sketches" o gags humorísticos, otras son parodias y, en otros casos, nos situaríamos en la dramedy (drama+comedia), haciéndonos pensar y sentir incluso tristeza o ternura por los protagonistas. No se esquiva la crítica a nada, y todo ello en un envoltorio en el que destacaríamos la acidez y la inteligencia como motor de un proyecto tan diferente como trabajado.
Estoy encantada con esta serie. Muy buen artículo, por cierto, desgranando muy bien la esencia