Cover of Zabriskie Point
Estaba claro en su caso, que un grupo como ellos sin aparentes limitaciones no podía permanecer sólo relegado exclusivamente a la escena musical, ya que de otro modo hubiera sido casi una ofensa no regalar a la cultura la grandeza audiovisual e inclusive literaria que una banda con su potencial podía ser capaz de aportar.Es bien sabido la incursión de Waters en el cine al escribir y sonorizar junto a Pink Floyd el film de culto “The Wall (Alan Parker, 1982)”; pero anterior a eso ya hubieron otros experimentos en el campo del séptimo arte a través de distintas incursiones en bandas sonoras de películas bastante desconocidas que el grupo realizó por encargo después del retiro definitivo de Syd Barrett.
La primera de ellas fue "More" (1969); en ella un joven alemán, Stefan Brückner (Klaus Grünberg), tras finalizar sus estudios en matemáticas emprende un viaje que le llevará a París. Allí conoce a Estelle Miller (Mimsy Farmer). A pesar de las advertencias que recibe de un amigo sobre Estelle, Stefan acepta la invitación de ésta de acompañarla hasta Ibiza. Allí se desarrollará una historia de amor libre y drogas. Un retrato de la escena hippie del momento en Europa centrado especialmente en la vida de las comunas típicas de Ibiza. Estaba claro que la sombra de Syd Barret iba a ser alargada, al menos perdurable durante un tiempo. El prestigio del grupo seguía en aumento y la salida del gurú psicodélico por la puerta de atrás no hizo más que amplificarla.
"More" está a medio camino de lo que fue y lo que sería la carrera inmediata de Pink Floyd. Y para nada es un hito menor en una carrera con altibajos pero con una línea que casi nunca cayó en picado. "More" fue la banda sonora de la ópera prima de Barbet Schroeder, director de origen iraní (Teherán, 1941), que hizo fortuna en el cine francés. La película le vino como anillo al dedo al grupo, pues lograron captar lo que realmente quería el exigente realizador. Él mismo supervisó el trabajo de Pink Floyd, quienes tuvieron apenas ocho días para grabar un score para nada complaciente que, a la postre, colocaría en órbita una película que trataba el tema de la droga y las incontrolables pasiones carnales.
Así, la historia que protagonizaron la preciosa Mimsy Farmer y Klaus Grumberg con la inexplorada aún isla de Ibiza como escenario quedó envuelta por trece cortes. More se abre con ‘Cirrus Minor’, una de las baladas acústicas de ambiente espacial firmadas por Roger Waters, que había cogido las riendas de la banda tras la salida de Barret, junto a ‘The Crying Song’ o ‘Green is the Colour’. El bajista canta usando una voz más hecha, más adulta si cabe la palabra aquí, mientras que David Gilmour, guitarrista sustituto de Syd, que entró el 27 de enero del año 1968 con todos los honores en Pink Floyd, firma y canta otros cortes como ‘The Nile Song’ en tono excesivo, marcándose unos riffs de alto voltaje hasta ahora inéditos.
‘Ibiza Bar’ es como el reverso de ese tema, con un tempo más lento pero desarrollo similar de acordes. "The Crying Song" es otra balada emocional cuya onda la tendrá más adelante presente el grupo en futuras obras como "Atom Heart Mother" y "Meddle" . En "Cymbaline", nos encontramos con un Gilmour pletórico a la voz y una perfecta combinación de piano, percusiones, creo que bongos, y un órgano catártico. "Green is the Colour" es otra balada que incluye también un flauta folkie y que encaja muy bien con la escena que ambienta. En ‘Quicksilver’ se les va literalmente la pinza con una progresión de siete minutos, una pieza protagonizada por Rick Wright, que complementan ‘Main Theme’ y ‘Dramatic Theme’.
Igual de majara es ‘A Spanish Piece’, que incluye un toque aflamencado y en la que se puede escuchar “pass the tequila Manuel”, el único borrón claro del álbum. Si no has visto la película ésta es la excusa para hacerte con una copia y pasmarte con lo que fueron aquellos maravillosos finales de los sesenta. Su siguiente incursión cinematográfica fue "Zabriskie Point" (1970) dirigida por Michelangelo Antonioni, cuyo hilo argumental se desarrolla tras un enfrentamiento en un campus universitario entre estudiantes y policías; a raiz de él, un joven de familia acomodada (Mark) cree haber matado a un agente y huye en compañía de otro joven tras robar una avioneta hacia el desierto de Arizona.
Allí se encuentra de un modo fortuito con Daria, una muchacha que trabaja para un abogado, director de un importante proyecto inmobiliario, y que está cruzando el desierto en automóvil para asistir a una reunión de negocios. "Zabriskie Point" iba a ser el mas grande triunfo de Michelangelo Antonioni, la culminación de un trabajo seminal y su consolidacion comercial en America. Iba a ser el documento definitivo que este director de origen italiano haría sobre una epoca, un documento sobre la injusticia politica, la guerrilla civil y los extremos morales y politicos que definen el final de la década de los 60. "Zabriskie Point" fue ansioso y esperado sucesor del extraordinario film "Blow-Up" que Antonioni habia hecho en el año 1966.
Iba a ser nada menos que el retrato que Antonioni haria de los Estados Unidos y por extensión de la sociedad occidental (en guerra consigo misma). Al mismo tiempo iba a ser el tipo de pelicula con el financiamiento, facilidades tecnicas e indulgencia corporativa que solo estudios como la Metro-Goldwyn-Mayer podían afrontar. Pero casi todo lo que podía salir mal en el proyecto Salió mal, y el mayor sueño de Antonioni se convirtió en su peor pesadilla. Finalmente fue lanzada en marzo del año 1970 despues de casi dos años de ardua producción. Un periodo que incluyó exhaustivas filmaciones en el desierto de California, fuertes batallas entre Antonioni y los ejecutivos de la MGM y una busqueda frustrante de la banda sonora perfecta.
"Zabriskie Point" fue uno de los más extraordinarios desastres de la industria cinematografica, costó 7 millones de dolares (Una cantidad extravagante en aquel tiempo casi cinco veces más de lo que Antonioni gastó en hacer "Blow-Up" y para más inri, mientras "Blow-Up" habia llevado más de 20 millones a las taquillas, "Zabriskie Point" hizo apenas 900,000 dolares. Para la segunda parte, que retomaremos en el mejor de los casos en otra ocasión, dejamos las dos últimas incursiones pinkfloydianas propiamente dichas en el campo del séptimo arte; incursiones que tampoco corrieron mejor suerte, aunque al menos en este caso "The Wall" (el disco, no la película) si fue mucho más popular que cualquiera de las anteriores a pesar de su dificultosa gestación.
