La cultura se encadena: basada en la novela superventas del escritor y cantante Gaël Faye
La coproducción entre Francia y Bélgica, PEQUEÑO PAÍS, está dirigida y adaptada por Eric Barbier, basándose en la novela de Gaël Faye.
En Burundi, en el año 1993, Gabriel (Djibril Vancoppenolle) vive con su hermana Ana (Dayla De Medina) y sus padres Michel (Jean-Paul Rouve) un empresario francés expatriado e Yvonne (Isabelle Kabano) una mujer ruandesa. Gabriel vive feliz, sin preocupaciones, estudiando y jugando con su grupo de cuatro amigos, que van a todos lados juntos. Una vida tranquila, salvo por las broncas que tienen los padres, que finalmente terminan separándose de mutuo acuerdo. Pero esa tranquilidad pronto se verá alterada tras el atentado que se produjo el 6 de abril de 1994.
Crítica de la película PEQUEÑO PAÍS, de Eric Barbier
Hagamos un poco de historia, para situarnos en la narración del film. Antes de la era colonial, los Tutsis eran el grupo étnico predominante y los Hutus el inferior, pero tras la I Guerra Mundial, Ruanda pasó a manos de Bélgica y con la descolonización en los años 50, las tensiones entre ambos grupos étnicos aumentaron, sufriendo conflictos muy graves, como los sucedidos en 1959 cuando cientos de Tutsis fueron asesinados. Los supervivientes, tras reagruparse, atacaron a los Hutus. A finales de los 80, medio millón de ruandeses vivían refugiados en Burundi, Uganda, Zaire y Tanzania. En el año 1988 se funda en Uganda el Frente Patriótico Ruandés (FPR), en gran mayoría compuesto por Tutsis exiliados. En 1990, el FPR atacó a Ruanda desde Uganda y declaró a los Tutsis que vivían en Ruanda, traidores y cómplices de lo sucedido. En 1993 ambos países firman el acuerdo de paz de Arusha, creando un gobierno compuesto por Hutus y Tutsis, pero ese acuerdo durará poco, pues un año más tarde, tras el atentado del 6 de abril, se intentó exterminar a la población Tutsi por orden del gobierno Hutu, muriendo un 70% de los Tutsi entre el 7 de abril y el 15 de Julio de ese mismo año. Esta película se sitúa en los meses previos al atentado y el comienzo de los mismos, vistos a través de los ojos inocentes de un niño.
Un nuevo drama social llega a la gran pantalla, basado en la novela homónima de Gaël Faye. Un joven que al igual que el protagonista, es hijo de padre francés y madre ruandesa. Se instaló en Francia a los trece años, huyendo de los conflictos étnicos en su país de origen. La obra es en parte autobiográfica, pero como él mismo comentó en una entrevista, deseaba ficcionar aquellos sucesos porque no quería “sentirse prisionero de una historia que ya había sido escrita”. En esta ficción nos muestra el horror a través de la mirada de Gaby, un niño vitalista y siempre feliz, narrada desde su zona de confort, pues todo el horror que se desató en Burundi en esos años, provocado por sus vecinos, quedan atenuados por su entorno más cercano, aunque también seremos testigos de algunos de aquellos acontecimientos detestables.
Un filme con un comienzo luminoso, lleno de vida, de risas y de juegos, de trabajos domésticos y fuera del hogar, de estudios, celebraciones y de una familia unida; en donde cada uno de sus miembros es libre y responsable de sus actos, producto de vivir en un lugar que invita a ello y a la educación y responsabilidades, adquiridas. Los dos hermanos se cuidan y se quieren y nuestro joven Gaby, disfruta con su pandilla de amigos, que como la propia profesora les dice en un momento determinado, no pueden ser mosqueteros porque los mosqueteros eran cuatro y ellos son cinco. Se respira amor, felicidad, libertad, respeto y complicidad; incluso en el trato con los propios sirvientes que tienen a su servicio, hasta que llega el año 1994 y la narración se oscurece a medida que transcurren los sucesos, en el país vecino, cambiando sus sonrisas y las nuestras, por muecas de tristeza, pues el dolor y el miedo invade a la familia, una familia que bien puede representar al propio país.
Eric Barbier logra que el espectador entre en situación y, sobre todo, empatice con los personajes: dedica más de la mitad del metraje a que así sea. Cuando cree haberlo conseguido y en mi caso, lo logra, nos ofrece la otra cara de la moneda. Un filme interesante, con una dirección elegante, una buena ambientación y puesta en escena, y unas magníficas interpretaciones entre las que destacan Djibril Vancoppenolle y Dayla De Medina, los dos hermanos que nos roban el corazón junto a Isabelle Kabano, interpretando a Yvonne, la madre.
- Mi nota es un: 7
- ESTRENO en ESPAÑA: 21 de Mayo
- REPARTO: Jean-Paul Rouve, Djibril Vancoppenoll, Dayla De Medina, Veronika Varga, Isabelle Kabano, Tao Monladja, Ruben Ruhanamilindi y Brian Gakwavu.
- PRODUCTORA: Jerico// Super 8 Production// Pathé// France 2 Cinema// Scope Pictures// Petit Pays Film// Canal+// Ciné+// France Télévisions// CofiTVciné 7// Palatine Etoile 17// Cofimage 30// Indéfilms 8// SG Image 2018// Indéfilms 7// Cinécap 2
- DISTRIBUIDORA en ESPAÑA: A CONTRACORRIENTE FILMS.
SOBRE EL DIRECTOR
El actor, guionista y director, Éric Barbier, se graduó en la Escuela Nacional de Cine (IHDEC) trabajando, casi de inmediato, en el campo de la publicidad y el cine con sus primeros cortometrajes, entre los que destacaré “La Malediction de Saint Merry” 1980, “Sanghaï” 1981 y “La Face Perdue” 1982. Su primer largometraje llega en 1991con “Le brasier” al que siguen “Toreros (La hora del silencio)” 2000, “La serpiente” 2006, “The Last Diamond” 2014, “Promesas al amanecer” 2017 y este 2020 estrenó “Pequeño País”. Es uno de los guionistas de “Pris de court” 2017 de Emmanuelle Cuau y actuó en “Le Péril Jeune” 1994 de Cédric Klapisch.