Que hace ya una larga década que nuestro querido Ben Affleck se empezó a tomar su carrera en serio, no es un secreto ni ninguna novedad.
Que como todos los actores a veces las elecciones no son las más acertadas, tampoco es ninguna sorpresa.
El Contable se queda un poco a medio camino entre lo que sería una buena película y una mala elección por parte de nuestro héroe.
El argumento no es original, todos sabemos hacia dónde va el personaje de Christian Wolf y más cuando este es llevado al límite, como premisa aguanta, pero como thriller cae en lo fácil, en el tiroteo confuso y la violencia controlada.
Lo que más puede sorprender, es que Affleck es el actor perfecto para interpretar a un personaje con un autismo pronunciado, experto matemático y asesino sanguinario que no solo logra convencernos, sino que empatizamos con él hasta el punto de entender todos y cada uno de sus comportamientos compulsivos así como las razones que le llevan a vivir el delirio en el que se convierte su historia.
Su mejor baza es seguramente la mezcla de géneros, ya no por el drama familiar que supone la situación de Wolf, sino por el empaque de thriller y acción que O’Connor consigue durante todo el metraje pese a querer terminar con un negrísimo humor como broche final.
El Contable es un buen producto que aunque llegue casi a finales, salva un año de escasos buenos thrillers.