¿Puede una persona considerarse honrada sin hacer autocrítica?
La palabra, máxima protagonista de una película que desea que reflexionemos y tomemos decisiones.
Una experiencia cinematográfica IMPERDIBLE.
El peral salvaje es una coproducción entre Turquía, Macedonia, Francia, Alemania, Bosnia Herzegovina, Bulgaria y Suecia. Está dirigida por Nuri Bilge Ceylan (Winter sleep), que firma el guion junto a Akin Aksu y Ebru Ceylan.
Sinan (Dogu Demirkol) es un joven turco que acaba de terminar sus estudios, logrando la licenciatura. Ha escrito un libro que desea publicar y regresa a su pueblo natal, a la casa de sus padres: Idris (Murat Cemcir) y Asuman (Bennu Yildirimlar). Nada más bajar del autobús, el dueño de un comercio le comenta que lleva días sin poder contactar con su padre, y que le recuerde que le debe unas monedas de oro. Es así como se enterará de que su padre está endeudado por el juego, malviviendo con su sueldo de maestro de escuela.
El objetivo de Sinan es claro: publicar su libro. Todo lo demás parece no importarle. Para la publicación necesita conseguir dinero, pero entre las deudas de su padre y el hecho de no tener apoyo ni subvenciones para su novela, cada día está más resentido y amargado, mostrando un carácter muy dominante.
Por tercera vez consecutiva, el director nos ofrece un filme de larga duración: “Érase una vez en Anatolia” (158 min.), “Sueño de invierno” (195 min.) y “El peral salvaje” (188 min). Una obra en la que la palabra es la protagonista principal, y los personajes meros conductores de esa palabra. Un ejercicio difícil destinado a un espectador exigente, pues el objetivo es que escuchemos, reflexionemos y saquemos conclusiones.
Ceylan nos sitúa en primera línea de una historia intimista, convirtiéndonos en “voyeurs”. No solo de lo que hacen sus personajes, sino de sus conversaciones, sus sentimientos, emociones o conflictos propios y ajenos. A través de su personaje principal, Sinan, iremos conociendo sobre la política, la religión y la sociedad, los habitantes de su pueblo. Conversaciones a dos, a tres, y también grupales, sobre aquello que más les inquieta, y también sobre las diferencias que existen entre los unos y los otros. Sinan tomará partido, creyendo que sus opiniones son superiores a las de los demás.
Al salir de la proyección, lo primero que hay que hacer es intentar asimilar las tres horas y diez minutos que dura el filme: no por la complejidad, pues afortunadamente Ceylan es muy claro en su exposición, sino por lo abrumadora que resulta la obra. No deja respirar al espectador, ni siquiera le ofrece un tiempo prudencial para meditar cada uno de los instantes en los que los personajes despliegan su extraordinaria verborrea.
Un filme que, bajo un mismo hilo conductor, “divide” los diversos temas entre los espacios y los personajes. De este modo seremos testigos de la conversación que el protagonista mantiene con un escritor al que desea hacer una pregunta, y terminan discutiendo de forma muy acalorada con un comportamiento muy arrogante por parte de Sinan. O el encuentro en el bosque con una ex novia en sus tiempos de estudiante en el pueblo, con quien hablará del amor, de la familia y del matrimonio, hasta pasar por un representante del ayuntamiento, a quien pedirá una subvención para publicar el libro y encontrarse con la burocracia que rodea a todo el sistema.
El mayor logro de la película es cómo Ceylan nos muestra lo cotidiano, transformándolo en algo digno de ver y escuchar con la naturalidad con la que los actores interpretan a sus personajes. Por momentos da sensación de haber viajado en el tiempo, trasladándonos a nuestro pueblo natal y escuchando a los lugareños conversando durante sus paseos, intentando arreglar el mundo desde nuestros personales puntos de vista.
Sobre el sólido guion que firma junto a Akin Aksu y Ebru Ceylan, Nuri crea una extraña sensación: la de dejar cierta libertad a sus protagonistas para dar vida a unos personajes que solo estaban escritos en el papel. Trabajo que logran sacar adelante con un sobresaliente de nota. Derrochan naturalidad en cada una de sus palabras, gestos y expresiones, sobremanera Dogu Demirkol como Sinan en esa evolución mientras va dejando atrás su rabia y altivez, tras regresar del servicio militar y enfrentarse cara a cara con su progenitor, otra extraordinaria interpretación por parte de Murat Cemcir, entre imágenes de ensoñación que desvelarán el paso del testigo de una generación a otra. Ese pozo, el eterno pozo del que nunca mana agua, tal vez sea la metáfora más poética de todo el filme entre padre e hijo. Muchas son las lecturas entre imágenes y palabras, sobre todo desde LA PALABRA.
Otra de las grandes protagonistas del filme es la fotografía de Gökhan Tiryaki, proyectando una extraordinaria visión del pueblo y sus habitantes, las costumbres, tradiciones y modos de vida, con la misma sencillez con la que el director y los actores se desenvuelven en los diferentes espacios escénicos. Una fotografía en la que destacan los planos generales recreando los espacios abiertos donde los personajes parecen insignificantes ante el poder de la naturaleza que les rodea.
El fotógrafo y director de cine Nuri Bilge Ceylan ya era un amante de la fotografía desde muy joven, a los 15 años de edad. Estudió en la Universidad Boğaziçi en Estambul y colaboró en clubes de cine y fotografía. Tras su graduación en ingeniería eléctrica, y mientras realizaba el servicio militar, decidió que el cine sería su profesión, por lo que ingresó en Mimar Sinan Fine Arts High School en Ankara. Nada más finalizar dirigió diversos cortometrajes, como “Cocoon” en 1995. Su ópera prima en el largometraje sería “Kasaba” en 1997, continuando con “Nubes de Mayo” en 1999. Su tercer largometraje, “Lejano” (2003), le lanzó a la fama mundial al obtener el Gran Premio del Jurado en Cannes, además del prestigioso premio FIPRESCI en San Sebastián. Su filmografía continuaría con “Los climas” en 2006, “Tres monos” en 2008 (premio al mejor director en Cannes). En 2011, el festival volverá a galardonar su siguiente película “Erase una vez en Anatolia” con el Gran Premio de Jurado. Cannes volvió a rendirse ante Ceylan con “Sueño de invierno”, otorgándole la Palma de Oro y el Premio FIPRESCI. Ahora, tras cuatro años, nos sorprende de nuevo con “El peral salvaje”.
- Mi nota es: 8,5 / 10
- ESTRENO en ESPAÑA: YA EN CINES
- REPARTO: Dogu Demirkol, Murat Cemcir, Bennu Yildirimlar, Hazar Ergüçlü, Serkan Keskin, Tamer Levent, Akin Aksu, Ӧner Erkan, Ahmet Rifat Sungar, Kubilay Tunçer, Kadir Çermik, Ӧzay Fecht, Ercüment Balakoglu y Asena Keskinci.
- PRODUCTORA: Memento Films Production// Zeynofilm// Detailfilm// Film// Väst// RFF Internacional// Sister and Brother Mitevski.
- DISTRIBUIDORA en ESPAÑA: Golem Distribución.