Affleck es un inmenso director. Mucho mejor que actor, eso es incuestionable, pero lo cierto es que ha demostrado con creces tener algo que contar y desde luego hacerlo con estilo propio.
Adiós Pequeña, Adiós le posicionó en el ojo de la crítica y el público, pues su debut detrás de las cámaras no se esperaba ni muchísimo menos tan oscuro y seguro.
Fueron sus dos siguientes trabajos, The Town y la multipremida Argo, las que introdujeron a Affleck dentro del olimpo de los buenos directores, no sólo por la fuerza de sus historias, sino por la manera de contarlas.
Ambas películas violentas, y en lo que respecta a The Town, obra maestra sin precedentes, salvaje y directa a la yugular.
Esta semana llega Vivir de Noche, su primer film de época con unos años 20 perfectamente retratados, pero si en anteriores ocasiones el guión tenía fuerza, la adaptación de la novela de Dennis Lehane es fiel en su turbulencia, salvajismo y violencia, no en la historia protagonizada por un Affleck que quizá debería haber pasado el testigo a alguien más carismático.
Es la arritmia de sus escenas lo que no consigue cuajar por la falta de credulidad de un universo, el de los gansters, que por mucho que no hayamos vivido, hemos sabido de él por los mejores y Affleck queda en intento fallido.
Nada que objetar, al revés, a su maravillosa recreación de una época tan violenta y si a ello lo acompañamos de la brillantez de Ben a la hora de rodar acción, la película consigue un aprobado alto, pero no los sobresalientes a los que nos tiene acostumbrados este gran realizador.
No obstante, yo confío en lo que está por venir.