Christopher Isherwood by Don Bachardy (Photo credit: C-Monster)
Llegué a Christopher Isherwood a través de Truman Capote. Aparecía citado a menudo en la biografía de este que publicó Gerard Clarke y en un libro de entrevistas de Capote con Lawrence Grobel.
Fue así como leí Adiós a Berlín y Down there in a visit, que creo que podría traducirse como Por ahí de visita pero que han preferido hacerlo como Andanzas - Argos-Vergara- o Desde lo más profundo - debols!llo.
He vuelto a Isherwood por la correspondencia de Capote que editó Lumen, con el título Un placer fugaz, en ella no dudaba en alabar Un hombre soltero. En los dos libros que he leído de Isherwood, este utilizaba a Christopher, el narrador-personaje, que suponía un sutil y en ocasiones irónico juego de máscaras y espejos entre autor y su personaje.
El juego era todavía mayor en Down there... al emplear fragmentos de su - supuesto- propio diario. Isherwood jugaba con la objetividad, con lo visto. De ahí su frase más famosa: "soy una cámara". Bien es sabido que tampoco la cámara es inocente, que escoge sus ángulos y sus encadenamientos de planos. La aparente facilidad de Isherwood - más en el estilo- se contrapone o contradice en la construcción, de la que no es ajena su trabajo durante años como guionista en Hollywood.
Christopher Isherwood (left) and W.H. Auden (right) photographed by Carl Van Vechten, February 6, 1939 (Photo credit: Wikipedia)
Un hombre soltero es una novelita de apenas 150 páginas en la que Isherwood despliega toda su maestría como narrador y sus agudas dotes de observador - o de cámara. George es un inglés expatriado en California, que trabaja como profesor de literatura inglesa en un college de Los Ángeles y que ha perdido recientemente a su novio Jim en un accidente de tráfico. A punto de entrar en la sesentena - todo un anciano para 1964-, lo acompañamos en un día en su vida - como la canción de los Beatles- en el que asistimos a su impecable fachada exterior y su sorda furia interior mientras observa a sus vecinos de clase media americana, dicta sus clases sobre Huxley, conduce por el dédalo de autopistas, visita a la antigua amante de su novio que agoniza en un hospital, va al gimnasio, cena con su única amiga o se baña desnudo en el océano con uno de sus alumnos. La agudeza de las observaciones, el humor y también la empatía son la más agradable de las compañías. Por si no os queda claro si leer esta novela o no, copio la carta que le escribió Capote, que aparece en el citado libro. La traducción es de Jaume Bonfill.
“A CHRISTOPHER ISHERWOOD. 18 de junio de 1964 Apartado 501 Bridgehampton N.Y. Querido Christopher, Ayer leí Un hombre soltero de un tirón. Hoy, incapaz de sacármelo de la cabeza, he vuelto a leer largos fragmentos. Esta es la más bonita y poderosa de tus obras: un tour de force estilístico hecho con la mayor gracia y distinción. Pero... ¡oh! es más que eso. En varios momentos, la exactitud y honestidad de tu ingenio le hacen a uno reír y estremecerse a la vez. La temática es espeluznante y muy divertida al mismo tiempo y siempre, siempre, profundamente conmovedora. Lo que más resalta a lo largo del libro es la verdadera nobleza de tu espíritu y tu arte. Estoy muy orgulloso de ti, y también te envidio.”
Ahí es nada ¿no?. Muy recomendable.
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UN HOMBRE SOLTERO de ISHERWOOD, CHRISTOPHER