English: Portrait at François Villon Español: Retrato de François Villon (Photo credit: Wikipedia)
El maestro Villon, nacido Montcorbier, nos arroja a través de más de quinientos años, sus rosas y sus lanzas, sus abrazos y sus dardos; nos lleva, cuando ya no queda de ellos ni el recuerdo, a las tabernas y burdeles donde era más que conocido y nos presenta, con ternura o escarnio según los casos, a esbirros y cortesanas, notables y mendigos, compañeros de farra o enemigos, ha tiempo ya muertos y enterrados ¿Por qué un mundo del que ya nada queda nos parece tan cercano?.
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Tal vez porque el maestro Villon adopta un tono conversacional, informal, una suerte de casualness que tan del agrado era de Auden. A veces incluso nos toma por el brazo para susurrarnos lo que piensa o lo que siente, o nos hace un guiño previo al estallido de la risa. Tal vez porque en unos tiempos en los que ni el autor ni el sujeto tenían la importancia que hoy tienen, el maestro Villon dio un paso al frente y se colocó en el centro de sus poemas, que no pueden entenderse si no miramos a la cara de su autor, si no sabemos quién es; y tal vez de ahí los acrósticos y anagramas entre sus versos, una nueva forma de burlar a la muerte y engañar al olvido, como las firmas de los graffiteros en los suburbios de nuestras ciudades. Tal vez porque los temas que escoge Villon no están nada alejados de nuestra experiencia diaria. La alegría y el vino, la pena de los bolsillos vacíos, el deseo y el sexo de pago que lo calma y lo reaviva o el pavor a la muerte, sin el consuelo de una vida después de esta miserable vida, no son temas de una Edad Media a punto de desvanecerse, son temas de ayer, de hoy mismo y de mañana, si es que llega.
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Hombre de vida turbulenta, pobre, proscrito, encarcelado, desterrado, condenado a muerte, indultado, desaparecido, Villon encarna al poeta rebelde, que en la tradición francesa seguirían Baudelaire, Verlaine, Rimbaud y, entre los prosistas, Céline y Genet. Más que probable miembro de la Coquille(1), sociedad delictiva francesa del siglo XV, las principales pruebas de esta acusación de pertenencia son los poemas escritos en la jerga de esta hermandad peligrosa que, sin duda alguna, se le atribuyen. En el sarcasmo y la rabia que Villon guarda para los poderosos advertimos el mismo germen que puede haber hoy en esos grupos de chicos que hacen rap o raï en los suburbios de París y que a veces queman coches, cuando ya no saben qué decir. Nacido en plena Guerra de los Cien Años, su mundo era tan convulso como el nuestro, y se preparaban cambios similares, que enterrarían la Edad Media y harían surgir El Renacimiento. Es esa sociedad en crisis - de valores, de formas de relacionarse, de dependencias económicas- la que nos parece familiar; es esa actitud de burla, de desconcierto, de miedo que vemos en Villon, la que comprendemos. Cambian los músicos, los instrumentos, pero la música es la misma siempre, para los que están al otro lado de la bota del poder.
Si el maestro Villon viviera hoy, costaría poco imaginarlo en las banlieux parisinas, erigidas sobre las mismas colinas boscosas al sur de París donde se refugiaba la Coquille; en vez de llevar conchas ?coquilles- prendidas en la ropa para confundirse con un peregrino camino de Santiago, llevaría cadenas de oro de las que colgaría el logotipo de Mercedes; bebería la misma cerveza, pero ya no de la jarra sino directamente de la botella. Tal vez tendría la piel oscura, o un apellido árabe. Puede que hubiera ido a la universidad y estuviera sin trabajo, que planeara un robo, si no en el Colegio de Navarra sí en el supermercado del barrio. Para matar el tiempo, dejaría sus acrósticos y anagramas en los tristes muros del suburbio, donde serían sepultados por otros acrósticos y anagramas. Atacado por el vértigo de la desaparición, en el correccional, en la cárcel, a manos de otra navaja o pistola más diestra, escribiría, rimaría: nos dejaría sus Legados y su Testamento escritos tal y como se habla en la calle, cantados con rabia, con gracia, con ternura. El maestro Villon se haría llamar M.C.(2)
1- Hermandad delictiva que operaba en Francia en el siglo XV. Hay pruebas de que Villon perteneció a dicha hermandad.
Poesía completa de François Villon, introducción de Gonzalo Suárez, Visor Libros, 3ª edición, 2005.
2- Iníciales de master of ceremony, título que se da a quien presenta conciertos de rap.